Tener sed en el embarazo es frecuente,por lo que es normal que la mujer en estado tenga más ganas de beber que antes. Si este es tu caso, no debes preocuparte en exceso. Aun así, la sed en el embarazo también puede ser un síntoma de diabetes gestacional, por lo que es importante controlar el resto de síntomas asociados. En este post te contamos más sobre ello y los demás síntomas de la diabetes gestacional.
Tener mucha sed en el embarazo es normal, pues el cuerpo de la mujer necesita aumentar la cantidad de agua ingerida para incrementar el volumen sanguíneo y cubrir las necesidades del embarazo, como la formación de la sangre, el líquido amniótico y el cuerpo del bebé.
Además, durante el embarazo el metabolismo de la embarazada cambia, lo que hace que pierda más agua de lo habitual y necesite beber más para conservar más líquidos en el organismo. Cuando el cuerpo de la mujer embarazada detecta que está perdiendo más agua, aumenta la sensación de sed, para lograr que beba más y cubra las necesidades propias del embarazo.
La sed en el embarazo tiene el objetivo de hacer que la embarazada ingiera más líquidos, lo que conlleva diversos beneficios para el progreso de la gestación:
La ingesta de abundantes líquidos durante el embarazo ayuda a producir orina suficiente para eliminar patógenos de la vejiga y los riñones, lo que previene las infecciones urinarias.
El componente principal de la leche materna es el agua, por lo que es clave que la embarazada ingiera al menos dos litros de agua al día, que pueden ser tanto agua como caldo, leche o té, o incluso alimentos con mucha agua, como la sandía, para producir la cantidad adecuada de leche materna.
La ingesta de agua durante el embarazo también ayuda a aliviar molestias propias del embarazo como los problemas digestivos, sobre todo el estreñimiento, y puede prevenir el desarrollo de hemorroides. Además, evita los dolores de cabeza y favorece el control del apetito y la circulación sanguínea.
Tener más ganas de beber durante el periodo de gestación es normal e incluso resulta beneficioso ingerir más líquidos, como hemos visto hasta ahora. Pero la sed en el embarazo también puede indicar un caso de diabetes gestacional, que se da porque durante el embarazo, la insulina, que es la hormona que ayuda a eliminar la glucosa generada por el páncreas, sufre modificaciones que alteran su funcionamiento normal.
Estas son las señales de alerta, que pueden indicar una diabetes gestacional, relacionadas con la sed en el embarazo:
Si se dan estas circunstancias, el médico deberá valorar la situación y determinar si se trata o no de un caso de diabetes gestacional.
Entre las pruebas habituales durante el embarazo se realiza la prueba oral de tolerancia a la glucosa (test de O’Sullivan), que suele practicarse entre las semanas 24 y 28 de gestación.
La diabetes gestacional, que afecta a entre un 1 y un 3% de las embarazadas, se da exclusivamente durante el embarazo y, en la mayoría de los casos, desaparece tras el parto. Los casos en los que se cronifica, un porcentaje muy bajo, suelen darse en mujeres que no siguen el tratamiento.
El riesgo de sufrir diabetes gestacional es mayor en mujeres obesas, mayores de 30 años o con antecedentes de diabetes.
La diabetes gestacional no supone un riesgo mayor de aborto ni de anomalía en el bebé, aunque sí puede darse el caso que este crezca más de lo normal.
En el 90% de los casos, la diabetes gestacional se trata con un control diario del nivel de azúcar en sangre, con una dieta específica y con la práctica de ejercicio de moderada intensidad. El 10% restante requiere un tratamiento con insulina.
Ahora que ya sabes cuáles pueden ser los motivos de la sed en el embarazo, es importante que recuerdes que, si no hay un aumento excesivo de sed acompañado de otros síntomas, la sed en el embarazo es normal. Aun así, vigila el resto de síntomas para detectar un posible caso de diabetes gestacional.