Salud
Glucemia basal alterada

Glucemia basal alterada, ¿existe riesgo de diabetes?

Índice de contenidos

¿Qué es la glucemia basal alterada?

La palabra glucemia hace referencia a la cantidad de azúcar (glucosa) que circula por nuestra sangre. Aunque aumenta cuando comemos y baja cuando estamos en ayunas, nuestro cuerpo la mantiene dentro de unos niveles más o menos constantes y saludables. Esto es necesario ya que la glucosa es una de las principales fuentes de energía de nuestros órganos. La glucemia basal es el nivel de glucosa en ayunas: recién despertados y cuando la cena queda ya lejana en el tiempo. Los médicos hablan de glucemia basal alterada cuando personas que todavía no son diabéticas tienen valores ligeramente altos de glucosa en sangre, de unos 110-125 mg/dl.

Estos niveles altos de glucosa en sangre pueden estar ocasionados por una falta de respuesta a la insulina. La insulina es una hormona producida por el páncreas que regula los niveles de glucosa en nuestra sangre. Cuando los niveles de glucosa aumentan, por ejemplo tras la ingesta de alimentos, el páncreas libera insulina a la sangre. Ésta hace que tejidos y órganos como el hígado, la grasa o el músculo capten esta glucosa de la sangre y la utilicen como fuente de energía. Con ello disminuye la cantidad de glucosa en sangre y se mantienen unos niveles de glucosa adecuados. Cuando el páncreas no produce la cantidad de insulina suficiente (normalmente en la diabetes tipo 1) o los tejidos periféricos dejan de responder a esa señal de la insulina por ejemplo (típicamente en personas obesas), se produce un aumento de la glucosa basal en la sangre. La alteración de la glucemia basal es el primer síntoma del inicio de diabetes tipo 2, por eso también se conoce como prediabetes.

Síntomas de la glucemia basal alterada

Lamentablemente, la glucemia basal alterada no produce síntomas. Sin embargo, es posible diagnosticarla de forma sencilla midiendo la glucosa con una gota de sangre o bien con una prueba de tolerancia a la glucosa como la que se hace a las embarazadas. Debido a que no presenta síntomas distintivos, es conveniente comprobar regularmente que los niveles de glucosa son los adecuados en aquellas personas que se encuentran en la población de riesgo: obesos, embarazadas o hipertensos.

Aunque se sabe que la glucemia alterada suele presentarse en personas mayores de 40 años, existen otra serie de factores de riesgo mucho más concretos y específicos.

Los investigadores estamos descubriendo la existencia de cada vez más factores genéticos. De hecho, los médicos están atentos a la existencia de padres o hermanos con diabetes ya que podría indicar que en esa familia existe una predisposición genética a padecer esta enfermedad.

El exceso de peso y la obesidad puede llevar a que los órganos no respondan a la insulina. A esto se le llama resistencia a la insulina y produce una subida de los niveles de glucosa sanguínea. Por ello es importante que se vigile a las personas obesas. En este sentido, junto con el índice de masa corporal (una relación del peso y la altura del individuo), el diámetro de la cintura es también un buen indicador del nivel de obesidad y de la grasa abdominal almacenada. Este exceso de grasa abdominal es un factor predisponente claro a enfermedades como la diabetes, problemas de hígado o la hipertensión. 

Aunque suelen asociarse a la obesidad, tanto la hipertensión arterial como los niveles altos en sangre de triglicéridos o colesterol (dislipidemia) pueden aparecer en personas de peso adecuado. Ambos son factores que pueden predisponer a tener alterados los niveles de glucosa basal. 

Como el hígado es uno de los órganos claves en la regulación de la glucemia y en el control de los lípidos en sangre, la salud de este órgano es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. De hecho, el hígado graso o esteatosis es uno de los factores de riesgo más claros en la alteración de la glucosa basal. Al estar enfermo, el hígado no sería capaz de responder de manera adecuada a la insulina y por tanto no mantiene los niveles adecuados de glucosa en sangre. 

Finalmente, algunos fármacos como los corticoides pueden también alterar la glucemia. Por ello es necesario vigilar de manera especial aquellos pacientes que los necesitan tomar por tiempo muy prolongado.

Riesgos de la glucemia basal alterada

Al ser un estado previo a la diabetes, se la conoce también como prediabetes, es importante detectarla a tiempo para evitar las numerosas complicaciones que causa el exceso de glucosa en sangre: daños en los riñones, en la retina o en el sistema circulatorio. Así, los pacientes con la glucosa basal alterada tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Si no se controla adecuadamente, la alteración de la glucosa basal acaba progresando a diabetes tipo 2. Este aumento de la glucemia es perjudicial para los tejidos, pudiendo ocasionar daños en el riñón que causan insuficiencia renal y la necesidad de diálisis o trasplante de riñón. La glucosa también se puede depositar en la retina provocando problemas de visión. El aumento de la glucemia dificulta también la cicatrización de las heridas, daña los nervios (aparece la sensación de hormigueo), produce apnea y altera el sueño. Se ha visto incluso que está relacionado con la aparición del alzhéimer, aunque no se conoce todavía el motivo.

La alteración de la glucosa basal también puede desencadenar en diversas enfermedades cardiovasculares como son el infarto de miocardio, el ictus o accidente cerebrovascular o problemas de circulación en las piernas. El aumento de la aterosclerosis, junto con el estrechamiento de los vasos sanguíneos y la hipertensión, pueden llegar a causar gangrena en los casos más graves.

Para evitar padecerla, debemos llevar un estilo de vida lo más saludable posible. Tenemos que controlar nuestro peso, hacer ejercicio físico y llevar una dieta saludable evitando los alimentos procesados y ultraprocesados y eligiendo aquellos bajos en grasa y azúcares y ricos en fibra. Reducir el tabaquismo e intentar mantener los ciclos de sueño y alimentación adecuados son fundamentales a la hora de mantener unos niveles de glucosa en sangre adecuados.

Conclusión

La glucosa basal alterada se considera un paso previo a la diabetes y es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Es muy importante diagnosticarla a tiempo vigilando a aquellas personas con más factores de riesgo mediante una sencilla análitica de sangre. El tratamiento principal es en principio sencillo: cambiar el estilo de vida aumentando el ejercicio físico y alimentándonos de una forma más saludable con menos grasas y azúcares.

Author

Guadalupe Sabio Buzo

DVM,  PhD

Investigadora Principal en el CNIC

Escribe un comentario