En los últimos años han aparecido muchas “dietas milagro” que prometen pérdidas de peso en tiempo récord. Si alguna vez has curioseado al respecto, seguro que has encontrado mucha información. Existe por ejemplo, una dieta que asegura aprovechar los beneficios de la remolacha roja para adelgazar.
Ahora bien, ¿son realmente eficientes estas opciones para alcanzar el peso deseado? La verdad es que nunca deberías hacer una dieta sin supervisión médica estricta. Hoy en día cuentas con expertos en nutrición, dietética, etc. que te orientarán y ayudarán a diseñar menús que no pongan en riesgo tu salud.
En cualquier caso, y dado que al comienzo del artículo hablábamos sobre la dieta de la remolacha roja vamos a ver qué hay de cierto en ella. Lejos de dietas y demás, sí es cierto que esta es una raíz y hortaliza con claros beneficios saludables para la salud del ser humano, por lo que, si la introduces en tus menús, podrás complementar tus comidas de forma positiva.
También conocida como betabel, la remolacha roja es una raíz que se puede comer, y que, de hecho, deberías comer. Su aporte de nutrientes y de propiedades positivas es enorme, así como sus beneficios.
Al ingerir esta hortaliza, nuestro cuerpo recibe una cantidad elevada de carbohidratos y fibra, una dosis moderada de agua y proteínas, y una ración baja de calorías y grasas. Y a ello hemos de sumar un alto contenido en potasio, hierro, sodio, fósforo, calcio, magnesio, ácido fólico, zinc, L-arginina y vitamina A, B, C y E.
Se asocian efectos antioxidantes, depurativos, digestivos, de refuerzo del sistema inmunitario y reguladores del colesterol. De hecho, cada vez son más los médicos que la aconsejan para tratar trastornos anémicos o sanguíneos. Es común que pediatras y especialistas en embarazos la recomienden para mujeres que esperan un niño o para los pequeños, entre otros, por su alto contenido en ácido fólico.
Dicho esto, podríamos decir que sus principales beneficios son:
Recuerda, antes de concluir, que para disfrutar de estos 12 beneficios de la remolacha roja conviene que la consumas cruda; hervida, pero con piel; en zumo; o asada y dejándola que se cocine hasta que esté bien tierna.