Los alimentos funcionales se definen como aquellos que contienen un componente, nutriente o no nutriente, con un efecto selectivo sobre una o varias funciones biológicas, y proporciona un efecto beneficioso para la salud más allá de su valor nutricional. Desde un punto de vista práctico, esto quiere decir que los alimentos funcionales pueden ser naturales, o bien aquellos a los que se ha añadido, incrementado su contenido o eliminado algún componente, o bien a los que se ha modificado la naturaleza o biodisponibilidad de alguno de sus componentes, o cualquiera de las combinaciones anteriores.
Las características que suelen acompañar a un alimento funcional son:
Con frecuencia se trata de alimentos elaborados. Un buen ejemplo de ello son las modificaciones en la composición de la leche: por substracción (la leche desnatada), adición (leche con fitoesteroles) o permutación (leche con la grasa láctea sustituida por grasa vegetal). Además, también podemos llamar «funcionales» a ciertos alimentos naturales con propiedades beneficiosas sobre la salud como los frutos secos, los cereales integrales, las legumbres, y el chocolate negro con alto contenido de cacao. No debe de confundirse el concepto de alimento funcional con el nutraceútico, aunque están ligados y a veces se utilizan indistintamente. El nutraceútico es una sustancia natural bioactiva concentrada, presente usualmente en los alimentos y que, tomada en dosis superior a la existente en esos alimentos, tiene un efecto favorable sobre la salud mayor que el que podría tener el alimento normal. Habitualmente se presentan en una matriz no alimenticia (píldoras, cápsulas, etc...) y contiene algunos componentes del alimento funcional más o menos aislado.
En la actualidad las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de mortalidad en nuestro país. Además se conoce que el colesterol LDL (también conocido como colesterol malo) es el principal factor causal, junto con la alimentación insana, el sedentarismo y el hábito tabáquico, para el desarrollo de dichas enfermedades. En la última década se ha despertado un gran interés en la comunidad científica por el desarrollo de alimentos funcionales y nutraceúticos que entre sus beneficios permitan reducir los niveles de colesterol, dado que ello ha demostrado una clara reducción y progresión de la enfermedad cardiovascular. Entre los nutracéuticos comercializados como productos que reducen el colesterol hay algunos con abundante evidencia científica sobre su eficacia y seguridad y otros cuyos efectos son controvertidos o precisan de más estudios. Entre los primeros, y con efecto beneficioso reconocido destacan los esteroles vegetales o fitoesteroles, la levadura roja de arroz, y la fibra soluble. Además los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 marinos, a dosis farmacológicas, ejercen un efecto favorable para la reducción de triglicéridos. Hay que destacar que estos cuatro alimentos funcionales disponen de alegaciones de salud cardiovascular aprobadas tanto por la European Food Safety Authority (EFSA) y la Food and Drug Administration (FDA) de EEUU.
Por otro lado existen una serie de productos con potencialidad para reducir el colesterol pero que están poco estudiados o hasta ahora los resultados son confusos. Entre ellos destacan la Berberina, un alcaloide extraído de plantas y usado en la medicina tradicional china; el Policosanol que es una mezcla natural de alcoholes alifáticos de cadena larga, extraídos principalmente de la caña de azúcar; la Proteína de soja que puede utilizarse como sustituto de la proteína animal, y reducir las concentraciones de colesterol LDL. Además de estos componentes, se ha señalado que el consumo frecuente de un puñado de frutos secos, una ración de legumbres o una ración de chocolate negro (>70% cacao), tienen un efecto consistente de reducción del colesterol LDL, por lo que son claramente alimentos funcionales naturales para el tratamiento de las dislipidemias y el riesgo cardiovascular. También se han descrito propiedades de modulación del colesterol de otros componentes alimentarios, como el té verde, concentrados de ajo, extractos de hoja de alcachofa, resveratrol, y otros. Sin embargo, para la mayoría de ellos hay resultados contradictorios o insuficiente información por lo que se necesitan estudios de alto rigor científico para determinar la utilidad real en la prevención de la hipercolesterolemia.
Muy brevemente analizaremos cuales son los beneficios de los principales alimentos funcionales sobre la salud cardiovascular.
Los alimentos funcionales son aquellos que contienen un componente, nutriente o no nutriente, con un efecto selectivo sobre una o varias funciones biológicas, y proporciona un efecto beneficioso para la salud más allá de su valor nutricional. Aunque en la actualidad se proponen múltiples compuestos como alimentos funcionales y con potenciales beneficios sobre distintas enfermedades, la mayoría carecen de soporte científico adoleciendo de una metodología suficientemente sólida para acreditar su eficacia y seguridad. En este blog nos hemos centrado en analizar los beneficios de los alimentos funcionales en el área cardiovascular por ser las enfermedades más prevalentes y donde más evidencias científicas existen sobre su uso. Por último recuerde que es importante consultar con su médico sobre la indicación y la forma de consumir este tipo de alimentos.