Una de las decisiones más importantes que debe tomar el emprendedor al iniciar un negocio y crear su empresa es la forma jurídica que tendrá ésta. Normalmente, que elijamos una opción u otra suele basarse en tres pilares: el número de socios, el capital y el tipo de responsabilidad.
La forma jurídica que puede adoptar una empresa es la modalidad legal que debe tomar un profesional o sociedad para llevar a cabo una actividad económica. El tipo de forma jurídica que se elija afecta a las obligaciones tributarias y contables, a la afiliación a la Seguridad Social y a la responsabilidad frente a terceros entre otras cuestiones.
La elección de la forma jurídica que una empresa va a tener es una tarea compleja. Una vez estudiado el plan de negocio y analizada la viabilidad debemos tener en cuenta varios aspectos:
En la actualidad se recogen hasta 20 tipos de formas jurídicas según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, teniendo cada una unas características propias. De esta forma nos podemos encontrar con formas jurídicas tales como la del Empresario Individual (Autónomo), que según las cifras publicadas por el Ministerio conforman 3.254.033 millones de españoles, el cual está compuesto por un solo socio cuya responsabilidad es ilimitada, respondiendo con todos sus bienes y no tiene un capital mínimo para empezar, o la Sociedad Anónima, con un capital mínimo de 60.000 euros del que solo un 25% debe aportarse en el momento de su constitución, el cual se divide en acciones y responsabilidad limitada al capital aportado en la sociedad.
La Sociedad de Responsabilidad Limitada la conforman un mínimo de un promotor, como su propio nombre indica tiene una responsabilidad limitada, de la cual sus socios sólo responderán por el capital aportado, que debe ser mínimo de tres mil euros y desembolsarse en el momento de su constitución. Esta forma jurídica tiene dos variantes, una llamada Sociedad Limitada de Nueva Empresa, la cual solo está dirigida para jóvenes que decidan emprender. Su capital máximo será de 120.000 euros con un máximo de 5 socios. La Sociedad Limitada de Formación Sucesiva sólo se diferencia por su mínimo de capital, el cual no existe.
También están las Comunidades de Bienes, la Sociedad Civil y la Sociedad Colectiva. Éstas tres sociedades tienen una responsabilidad ilimitada no teniendo un capital mínimo, se diferencian del Empresario Individual en que necesitan un mínimo de dos promotores para su constitución.
Algo parecido nos encontramos con la Sociedad Comanditaria Simple que también tiene un mínimo de socios (2) y sin capital mínimo legal. Este tipo de sociedad presenta dos tipos de socios dependiendo de su responsabilidad: los que aportan capital y trabajo y que responden con todos sus bienes, y los que solo aportan capital únicamente, respondiendo solo por el capital aportado. La Sociedad Comanditaria por Acciones solo se distingue de la simple por tener un capital mínimo de 60.000 euros.
Al margen de que estas sean las formas jurídicas más conocidas y empleadas, existen otras modalidades de constitución empresarial. El Ministerio de Economía, Industria y Competitividad ha creado una herramienta online que facilita al emprendedor conocer los diferentes tipos de formas jurídicas que existen y así acelerar este proceso. Esta herramienta se divide en tres categorías: el capital social mínimo, la responsabilidad y el número de socios.
Saber qué forma jurídica tiene una empresa, normalmente, es una tarea sencilla. Cuando una empresa se inscribe en el Registro Mercantil (debe inscribirse en el Registro en el plazo de un mes desde que se otorga la escritura pública) lo hace con una denominación final, esto es, las siglas finales que acompañan al nombre de la empresa. Por ejemplo, Plus Ultra Seguros Generales y Vida, S.A., N.I.F A-30014831. Las siglas S.A nos indican que es una sociedad anónima.
También podemos saber que tipo de sociedad se trata por la letra que aparece al inicio del NIF. En este caso la A también nos indica que es una sociedad anónima. En la página web de la agencia tributaria se pueden consultar las claves sobre la forma jurídica de una empresa.
Antes de decidir qué forma jurídica es mejor para nuestra empresa, debemos hacer un estudio detallado de la naturaleza de nuestro negocio. Además, es importante saber de los recursos de los que se dispone y las limitaciones, ya que, en gran medida, se convertirán en los determinantes de la naturaleza jurídica de la empresa.