Este tipo de cobertura ofrece la protección, ante robo o accidente, de bienes susceptibles de sufrir roturas, como objetos de cristal, rótulos, letreros, vitrocerámicas, mármoles, granitos y metacrilatos entre otros elementos que se encuentren dentro del espacio en el que está afincado el negocio.
Un ejemplo de una de las situaciones ante la que se estaría protegido con esta cobertura es la rotura del cristal del escaparate. Podría ser, por ejemplo, a causa de un pelotazo por parte de niños jugando a la pelota: una situación en que la aseguradora se encargaría de retirar y sustituir la cristalera.
Otro de los casos es la rotura de cristales de seguridad del escaparate fruto de un robo. El precio de este vidrio es más elevado que el habitual y, su sustitución, puede suponer una cuantía elevada.
Tras las roturas, el seguro se encarga de la reposición, el traslado y la colocación de aquellos cristales o materiales ausentes. Esto se aplicará en:
Siempre que, como avanzábamos, se encuentren en el comercio asegurado. Bien es sabido que estos materiales son elementos que presentan un coste elevado. Por eso te dará una gran tranquilidad el hecho de saber que, en caso de siniestro o de rotura accidental, no deberás desembolsar el importe del material, sino que el seguro para comercios lo cubrirá.
Tener contratado un seguro de comercio es una forma de proteger tu negocio cubriendo tu actividad empresarial ante cualquier tipo de incidente o siniestro. Ofrece una gran amplitud de soluciones que te ayudarán a seguir con tu día a día, ante los diversos problemas que puedan surgir, evitando o disminuyendo su impacto en tu actividad.
Además, también te da la posibilidad de asegurar el lucro cesante, que es la pérdida de ingresos que sucede cuando una empresa cesa su actividad durante un período de tiempo, a causa de un factor extraordinario como, por ejemplo, un siniestro o por obras en la vía pública y, por tanto, deja de percibir beneficios.
Un seguro de comercio ofrece diferentes tipos de coberturas: unas principales y otras opcionales. Estas últimas, las podremos ir añadiendo según nuestros intereses. Las coberturas principales de este tipo de seguro son:
La aseguradora se encarga de reponer o reparar aquello que sea dañado, en función de si cumple con las causas reflejadas en la póliza, como por incendio, humo, acción del agua…
Además, hay que destacar que se incluyen las roturas de cristales y el valor de aquello que hayamos asegurado previamente.
En caso de sufrir un robo, el seguro se encarga de indemnizar al cliente según el valor que se haya declarado de cada objeto perdido (siempre y cuando pertenezcan a aquellos que fueron asegurados en el momento de la contratación, y se den los supuestos contemplados en la póliza).
El objetivo de esta cobertura es el de asegurar las indemnizaciones que deba realizar una empresa en el caso de que los empleados, o incluso terceras personas, sufran daños durante la actividad laboral del negocio.
Por otro lado, como hemos comentado, existen unas coberturas que se pueden añadir voluntariamente, según las necesidades de cada uno, y son las siguientes:
En el caso de necesitar una reparación, sustitución o indemnización por una rotura de cristales, se puede realizar la notificación a la compañía siguiendo estos pasos:
Es importante para un negocio, contar con la tranquilidad de estar protegido de la forma más completa. Para ello, contar con un seguro de comercio que ofrezca la garantía de roturas dentro de sus coberturas es una opción prácticamente imprescindible que te permitirá seguir con tu actividad comercial, aunque se presente un imprevisto.