La vigorexia en mujeres afecta al 11% de las usuarias del gimnasio, ¿eres una de ellas?

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vigorexia en mujeres

“Obsesión patológica por desarrollar la musculatura”. Esa es la definición de vigorexia en el Diccionario de la Real Academia Española. Y aunque tradicionalmente se asocia a los hombres, como recoge el diccionario médico-biológico, histórico y etimológico de la Universidad de Salamanca, lo cierto es que esta patología está en aumento entre las mujeres. Así lo revela un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos, donde se habla de una prevalencia del 11% entre las usuarias de gimnasios. Por eso, en este post nos ocupamos de la vigorexia en mujeres y cuáles son sus consecuencias, puesto que afecta a cuestiones tan importantes para la salud como la fertilidad.

¿Cómo reconocer a una mujer que sufre vigorexia?

La vigorexia, en mujeres y en hombres, se encuadra dentro de los trastornos obsesivo-compulsivos y, por tanto, tiene un carácter psicológico. Eso hace que, a menudo, no sea fácil reconocer a una persona que sufre esta patología: sus límites son difusos y sujetos a matices.

Los expertos suelen coincidir en que la vigorexia femenina lleva implícita la superación de los umbrales normales y aceptables de la práctica deportiva y de la percepción del cuerpo de una misma. Cada vez son más las mujeres que se ven enclenques y flácidas hasta el punto de afectar a su propia autoestima.

Como reacción a ello, se obsesionan con el entrenamiento, especialmente con ejercicios anaeróbicos de fuerza, alcanzando límites de extenuación que provocan lesiones y dolencias. Y lo que es peor: modifican sus hábitos alimenticios, recurriendo a sustancias adictivas y peligrosas para la salud cuando se ingieren en grandes cantidades, como los anabolizantes.

Como decíamos, la vigorexia tiene un importante componente psicológico, pero se manifiesta también físicamente: de hecho, otro término utilizado para hablar de la vigorexia es el de dismorfia muscular, lo que significa que la persona afectada llega a presentar una distorsión del esquema corporal, producido de manera artificial por su sobreentrenamiento.

En cualquier caso, los verdaderos síntomas de la vigorexia en mujeres no hay que buscarlos visualmente en el esquema físico, sino más bien en el plano psicológico y conductual. Y esa es precisamente una de las particularidades de la vigorexia femenina, en comparación con la masculina: las mujeres no suelen mostrar tanta fijación por la musculatura desproporcionada, asociada al culturismo, sino más bien una musculatura perfilada que busca acercarse a los cánones de belleza impuestos por los medios y la sociedad.

Síntomas de la vigorexia en mujeres

Estos son algunos de esos síntomas de la vigorexia en mujeres:

  • Renuncia a las relaciones sociales y a los hábitos de vida asentados para dedicarse obsesivamente al ejercicio deportivo
  • Autoestima baja en lo relacionado con el aspecto físico
  • Control permanente de la propia imagen frente al espejo
  • Control permanente del peso y de los niveles de grasa
  • Abuso de las dietas proteicas y de la ingesta de productos para aumentar el rendimiento y la musculación, como los anabolizantes y los esteroides, en línea con los trastornos de conducta alimentaria o TCA.
  • Agotamiento físico que genera incluso dolencias por sesiones excesivas de entrenamiento

Vigorexia en mujeres hoy en día: ¿por qué es un fenómeno al alza?

Cada mujer vigoréxica es un mundo y puede haberse visto arrastrada por un abanico muy amplio de motivos. Sin embargo, hay algunas claves que suelen estar detrás de la mayoría de los casos. Entre ellos, sin duda, la creación de un ideal ficticio de belleza y éxito en nuestra sociedad.
Si bien hace años esto se reducía a la prensa y a la televisión, en los últimos tiempos se ha multiplicado exponencialmente en una sociedad dominada por los estímulos audiovisuales. Las películas, incluidas las de animación de Hollywood y del universo Anime/Manga, así como la generación de un canon de belleza irreal en videojuegos, han sido catalizadores de este aumento de la vigorexia femenina.

Las redes sociales también juegan un papel importante en todo ello: no sólo para difundir modelos universales de este canon irreal de belleza sino también porque permiten a la mujer vigoréxica difundir su propia imagen por todo el mundo.

Además, no hay que olvidar que Internet también ha facilitado el acceso a sustancias imprescindibles para una persona vigoréxica, como los esteroides, los anabolizantes o los preparados a base de carbohidratos, proteínas, etc.

Consecuencias de la vigorexia: ¿cómo afecta al cuerpo de la mujer?

La vigorexia en mujeres tiene un problema añadido: sus consecuencias para la salud pueden ser incluso más graves, por afectar a aspectos propios del organismo femenino. En particular, a la fertilidad: según diferentes expertos, la vigorexia femenina puede provocar trastornos hormonales que afectan a su vez al desarrollo de los óvulos. Y eso se traduce en una disminución del número de óvulos maduros susceptibles de ser inseminados.

Además, al tratarse de un trastorno obsesivo-compulsivo relacionado con la adicción al ejercicio y a las sustancias para aumentar el rendimiento, puede generar ansiedad y depresión en las mujeres que padecen vigorexia.

Ejercicio sí, pero con seguridad

La práctica de ejercicio es uno de los hábitos más recomendables para nuestra salud, siempre y cuando se realice de una manera racional, sin llegar a lo obsesivo. Por ello, en este blog damos consejos sobre cómo ponerse en forma de manera adecuada.

Sin embargo, todo exceso es perjudicial, incluido el deporte, y la vigorexia en mujeres es una prueba de ello. Nunca hay que llevar el cuerpo a peligrosos límites de exigencia. Y, precisamente por ello, nuestro seguro de vida temporal ofrece la cobertura CardioSport, que ofrece la posibilidad de realizar una prueba de esfuerzo para saber cuál es la situación del corazón de la asegurada.

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