- A pesar de que no existe un tratamiento para el alzheimer (curativo) sí que existen diversas opciones paliativas que retrasan su avance y disminuyen el alcance de sus síntomas.
- En España son más de 1,2 millones las personas afectadas por esta enfermedad. La cifra aumenta hasta los 50 millones a nivel mundial.
- Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, en 20 años se duplicarán los enfermos de alzheimer debido al envejecimiento de la población.
Los datos del alzheimer son datos rotundos y más si tenemos en cuenta que este tipo de demencia se caracteriza por tener un doble diagnóstico: el de la persona afectada y el de sus familiares. Por desgracia, en nuestro país es habitual que el cuidador de un enfermo de alzheimer sea un familiar que lleva a cabo un trabajo no remunerado y con un enorme desgaste emocional aparejado. Esta labor puede incluso provocar el desarrollo de patologías como la depresión, el sentimiento de culpa, ansiedad, etc. Es lo que se conoce como sobrecarga del cuidador o, más coloquialmente, síndrome del cuidador quemado.
A este coste afectivo para las familias habría también que añadir el económico para las arcas de la sanidad pública que en la actualidad se estima en 37.000€ anuales por paciente. En este sentido, la propia Organización Mundial de la Salud lleva tiempo insistiendo a los países sobre la urgencia en la creación de planes nacionales contra el alzheimer.
El primer caso diagnosticado de alzheimer: Auguste Deter
Han pasado 117 años desde que Alois Alzheimer, psiquiatra y neurólogo alemán, identificara por primera vez los síntomas de lo que hoy conocemos como enfermedad de Alzheimer en una paciente llamada Auguste Deter. Este ama de casa alemana llegó a la consulta de Alzheimer aquejada de pérdida de memoria y de comprensión, desorientación y una pronunciada incapacidad psicosocial.
No fue hasta 5 años después de esa primera visita, tras el fallecimiento de Deter, que Alois Alzheimer analizó minuciosamente el cerebro de esta y pudo facilitar un dato valiosísimo para la futura investigación de la enfermedad: el cerebro de Deter presentaba una acumulación de placas y neurofilamentos.
Alzheimer cura: Por qué no ha habido éxito en las investigaciones
Para frustración de los investigadores y afectados, la búsqueda de la cura del alzheimer a lo largo de estos casi 120 años ha estado plagada de obstáculos. El mayor de todos es no saber qué es lo que provoca la enfermedad. Aunque en todos los casos diagnosticados se da la presencia de placas de beta amiloide y ovillos neurofibrilares de tau – las mismas que descubrió Alois Alzheimer – todavía no se ha podido establecer si estas son causa o consecuencia de ésta enfermedad neurodegenerativa.
La importancia de un diagnóstico precoz para el éxito de los tratamiento para el alzheimer
Tampoco existe consenso a la hora de establecer cómo progresa la enfermedad. Así, mientras la corriente mayoritaria aboga por poner el foco y centrar los esfuerzos de investigación en las placas de beta amiloide, los ovillos neurofibrilares de la proteína tau siguen siendo objeto de estudio.
No obstante, la línea de investigación que más adeptos está conquistando y mejores resultados está consiguiendo es aquella que incide en la detección precoz. Multitud de expertos creen que el motivo por el que los ensayos clínicos no están obteniendo los resultados esperados es porque se está tratando a los enfermos en una fase muy tardía sin apenas posibilidades de revertir o parar el avance de la enfermedad. De ahí que se estén destinando gran cantidad de recursos para descubrir marcadores tempranos del alzheimer e incluso para comenzar los tratamientos experimentales antes de sufrir los primeros síntomas.
A pesar de las dificultades en la investigación, la comunidad científica no ha cejado en su empeño y en 2018 dos ensayos clínicos supusieron un avance significativo en la búsqueda de un tratamiento contra el alzheimer.
Tratamientos para el alzheimer: nuevos avances
El primero de ellos fue llevado a cabo por la Clínica Universidad de Navarra, centro médico de referencia a nivel europeo, que inició en marzo de 2018 un estudio dirigido a pacientes en un estadio incipiente de la enfermedad con el objetivo de inutilizar los depósitos de proteína amiloide. La novedad de este ensayo radica en que se inyecta un fragmento de esta proteína para que el paciente cree una resistencia y produzca sus propios anticuerpos que irían contra esa proteína. Esta vacuna, en caso de que el ensayo demuestre su eficacia, supondría una forma de limpiar el cerebro de esta proteína y frenar el desarrollo del alzheimer.
Por otro lado, en octubre del año pasado, un laboratorio español presentó los resultados de un procedimiento experimental mediante el que se extrae el plasma para limpiar del cerebro el exceso de proteínas amiloides. En un 61% de los pacientes que se sometieron al estudio se observó una ralentización en la progresión de la enfermedad.
Evitar el síndrome del cuidador quemado en el alzheimer
A pesar de lo esperanzador de estos resultados, la realidad es que el día a día de los familiares de personas con alzheimer implica un sinfín de retos y dificultades. En nuestro país, según datos de CEAFA, Confederación Española de Asociaciones de Familiares con Alzheimer, en el 94% de los casos de alzheimer es un familiar el que se hace responsable del enfermo y, por regla general – casi en un 80% – es una mujer la encargada de los cuidados.
El mismo estudio recoge cómo, en un altísimo porcentaje, los cuidadores manifiestan sentir dificultades en el desempeño de su tarea. Estas complicaciones no vienen dadas solo por una ausencia de ayudas técnicas – falta de camas articuladas, grúas, etc – sino que en muchas ocasiones se refieren a la percepción del deterioro de la propia salud de la persona cuidadora. Así, además de las consecuencias físicas del manejo inadecuado del paciente, es habitual que presenten cansancio, desánimo, depresión, etc.
El cuidador es una figura de vital importancia en la lucha contra el alzheimer que no disfruta del reconocimiento social necesario porque, por mucho que los modelos de familia hayan cambiado en los últimos tiempos, el núcleo familiar sigue siendo el principal garante de los cuidados de los enfermos con dependencia.
El asumir la responsabilidad del cuidado durante al menos diez años – término medio de la duración de la enfermedad de Alzheimer – debería verse recompensado con una mayor protección del cuidador por parte del Estado. Las distintas asociaciones de cuidadores llevan años solicitando:
- Medidas fiscales específicas
- Bonificación de costes sociales
- Programas de conciliación laboral
- La dotación de recursos una vez ha finalizado el cuidado para paliar las dificultades que implica incorporarse al mercado laboral.