Cuando somos pequeños, es bastante habitual sufrir terrores nocturnos. ¿Pero qué sucede cuando aparecen terrores nocturnos en adultos y cuáles pueden ser sus causas?
Los terrores nocturnos son un tipo de trastorno del sueño que impulsa a alguien a despertarse de forma brusca, a menudo gritando en medio de una confusión. Puede que la persona que los sufre dé golpes a su alrededor sin saber siquiera lo que está haciendo, sudando y con las pulsaciones disparadas.
Se trata de un episodio que se produce en la fase más profunda del sueño, dura unos 10 o 20 minutos y después la persona se vuelve a dormir. Por la mañana ni siquiera se suele recordar lo que ha pasado.
Veamos algunos detalles interesantes para comprender qué son los terrores nocturnos en adultos, sus causas y cómo actuar en este caso.
Diferencia entre pesadilla y terror nocturno
A menudo se confunden las pesadillas con los terrores nocturnos en adultos, pero no se puede hablar de estos como si fueran lo mismo. Las pesadillas se dan en la fase REM, igual que sucede con la parálisis del sueño, mientras que los terrores nocturnos ocurren durante el sueño profundo.
Además, una pesadilla es un sueño, desagradable pero sueño al fin y al cabo, mientras que los miedos nocturnos en adultos se producen por una emoción interna que no tiene que ver con lo que se está soñando.
Otra diferencia es que las pesadillas se pueden recordar, pero en el caso de los terrores nocturnos, la persona que los sufre no se acuerda nunca de qué ha sucedido.
Terrores nocturnos en adultos: causas
Cuando se trata de terrores nocturnos en la infancia no hay por qué preocuparse, ya que lo normal es que desaparezcan según se crece. El problema es distinto cuando se trata de miedos nocturnos en adultos, porque su origen puede deberse a trastornos emocionales o experiencias traumáticas, reprimidas o no, y otras causas.
Los motivos que pueden estar detrás de estos terrores son:
- Pasar por un momento de estrés intenso o gran tensión.
- Sufrir ansiedad.
- Padecer una depresión.
- Tener falta de sueño o fatiga en exceso.
- No contar con un horario establecido para irse a dormir.
- Un trastorno bipolar.
- Haber sufrido un episodio traumático que derive en TEPT.
- Antecedentes familiares de terrores nocturnos en adultos.
- Consumir sustancias, con o sin receta, que alteren los ciclos naturales del sueño.
No son los únicos motivos por los que alguien puede sufrir terrores nocturnos, aunque son los más habituales.
Terrores nocturnos: ¿qué hacer? ¿Cuál es su tratamiento?
Los terrores nocturnos en adultos producen una mala calidad del sueño, hasta el punto de llegar a sufrir insomnio por temor a que se repitan los episodios. Esto hace que de día uno se sienta muy cansado, desanimado e incluso caiga en una depresión u otros problemas psicológicos.
Si se trata de episodios aislados no hay por qué preocuparse, pero cuando los terrores nocturnos son frecuentes, es importante ponerse en manos de un profesional para que determine qué hacer, ya que es quien tiene los conocimientos necesarios para ello.
Lo cierto es que no existe un tratamiento concreto que elimine los terrores nocturnos en adultos, sobre todo debido a que las causas son variadas. Lo primero que suele hacerse es prescribir fármacos o sesiones de psicoterapia para mejorar la calidad del sueño, identificar la raíz del trastorno y atenderlo de forma específica.
Algo que se recomienda siempre es hacer algo de ejercicio para ayudar a dormir mejor. También hay técnicas como la hipnosis o la meditación que ayudan a suavizar los episodios, aunque no son tan eficaces como los tratamientos farmacológicos o la psicoterapia.
En cualquier caso, el tratamiento buscará que el paciente duerma mejor y descanse para que los efectos sean lo más leves posibles, incluso acabando con ellos.
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La importancia de tener una buena calidad de sueño
Tanto si surgen episodios de terrores nocturnos en adultos como si no hay ningún problema de este tipo, es muy importante hacer lo posible por tener un sueño reparador. Dormir bien es fundamental para la buena salud física y mental, por lo que hay que mantener una higiene del sueño adecuada.
Algunas de las pautas que todos debemos seguir son procurar acostarse siempre a la misma hora, dormir un mínimo de 7 horas y no consumir sustancias que pudieran afectar al sueño, al menos a partir de cierta hora de la tarde. También se recomienda la actividad física regular e intentar reducir la tensión y el estrés todo lo posible, en especial cuando llega el momento de irse a la cama.