Con la llegada de la primavera, el buen tiempo y las flores, también llegan los insectos. Uno de los más temidos por los dueños de perros son las orugas procesionarias, cuyas larvas (y también formas adultas) son muy peligrosas para nuestras mascotas. En este artículo hablaremos sobre los peligros de la oruga procesionaria y los perros, además de conocer cómo detectar si han sido alcanzados por este insecto y cuál es el tratamiento adecuado.
Oruga procesionaria y los perros: ¿qué puede pasar?
La oruga procesionaria es un insecto que se alimenta de las hojas de los pinos. Estas orugas tienen pelos urticantes que pueden causar una reacción alérgica a quiénes la tocan.
Además de comprender la naturaleza de la oruga, es fundamental tener en cuenta que su apariencia peluda puede resultar engañosa. A diferencia de lo que se pueda pensar, la oruga en sí misma no pica ni posee un mecanismo de mordedura para causar daño. Sin embargo, son los pelos que cubren su cuerpo los responsables de producir la irritación y desencadenar reacciones alérgicas en quienes entran en contacto con ellos. Estos pelos, también conocidos como tricomas urticantes, contienen sustancias químicas irritantes que se pegan a la piel al ser tocados u olfateados.
Los perros son animales curiosos por naturaleza, y muchos de ellos pueden ser atraídos por el olor de las orugas procesionarias, para investigarlas a través del olfato, o incluso comerlas. Pero, ¿qué ocurre con una oruga procesionaria y un perro? De la misma manera que pasa con los humanos ocurre con los perros, las orugas les producen un efecto negativo en su salud.
No obstante, si un perro entra en contacto con las orugas, ya sea por olfatearlas o comerlas, puede sufrir una reacción alérgica. Pero no sólo con olerlas, lamerla o comerlas pueden provocar efectos negativos en nuestra mascota, también (y cómo avanzábamos), los pelos de las orugas procesionarias se desprenden de ellas, hasta flotar en el aire, llegando a alcanzar tanto a humanos como a mascotas, provocando una reacción alérgica en el animal.
Los síntomas del contacto de la oruga procesionaria con perros
Si un perro ha tenido contacto con una oruga procesionaria, los síntomas pueden aparecer de forma inmediata o hasta unas horas después. Los más comunes incluyen:
- Dificultad para respirar.
- Hinchazón de la lengua y de la garganta.
- Babear en exceso.
- Vómitos.
- Dolor abdominal.
- Inflamación en las patas y la boca.
- Cojera.
- Debilidad generalizada.
Lo esencial en estas situaciones es actuar con rapidez. El primer paso es retirar los pelos urticantes que puedan quedar en la piel o en la boca del animal. Para ello, es recomendable utilizar guantes y pinzas, y evitar el contacto directo con los pelos.
El tratamiento para el alcance de los pelos de estas orugas en perros varía según la gravedad de la situación. En casos leves, puede ser suficiente aplicar una crema para calmar la irritación y el dolor. En casos más graves, es posible que el veterinario tenga que administrar un antihistamínico para evitar una reacción alérgica más preocupante. En los casos más preocupantes, puede ser necesario un tratamiento más intensivo que incluye hospitalización y tratamiento con suero.
Lo que se debe hacer ante el contacto de la oruga procesionaria con un perro
La presencia de orugas procesionarias en primavera y verano es un peligro real para nuestros perros. Debemos estar atentos a los síntomas que puedan manifestar nuestras mascotas y llevarlas al veterinario lo antes posible si detectamos alguna reacción.
Para evitar estas complicaciones, es fundamental tomar medidas de prevención, como evitar pasear a nuestro perro por zonas donde haya orugas y contar con un seguro para mascota que cubra estas necesidades y así ¡disfrutar de nuestras mascotas al máximo y con el mayor cuidado!