La neumonía es una infección pulmonar que no solo puede afectar a los humanos, tu perro también está expuesto a padecerla. Puede parecer alarmante, pero, con una intervención veterinaria a tiempo, el pronóstico de recuperación es bueno. Cuidando la salud y bienestar del animal, aumentan las posibilidades de que te acompañe durante muchos años.
Para que puedas atender a tu mascota lo antes posible, es muy recomendable conocer los síntomas de la neumonía en perros, cómo se diagnostica y qué tratamientos se suelen prescribir. ¡Te lo contamos!
¿Cuáles son los síntomas de la neumonía canina?
La neumonía en perros es una inflamación que produce alteraciones respiratorias. Como indica el manual de veterinaria MSD, el causante de la enfermedad puede ser un virus, bacteria, hongo, parásito o protozoo, aunque también la aspiración de vómitos o medicamentos que no se administran correctamente. Tu perro presentará síntomas como los siguientes:
- Tos. La tos es uno de los primeros síntomas de problemas respiratorios, como en el caso de las personas.
- Fiebre. Si tu perro tiene fiebre, notarás que su nariz y orejas están más calientes al tacto de lo habitual. También es posible que tenga menos apetito, temblores y ojos vidriosos.
- Letargo. Si tu mascota está menos activa de lo habitual, parece cansada y pasa buena parte del día tumbada, es porque se siente mal.
- Pérdida de peso. La pérdida anormal de apetito, o anorexia, conlleva que el perro pierda peso.
- Problemas para respirar. Puedes notar que tu perro respira más rápido de lo habitual, necesita hacer esfuerzos extra para tomar aire, jadea (incluso cuando apenas se ha movido) o tiene una respiración ruidosa.
Por si te lo has preguntado, no, la neumonía en perros no es contagiosa para las personas. Los agentes infecciosos que causan la enfermedad más frecuentemente son específicos de los cánidos.
¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?
Para diagnosticar la neumonía en perros, el veterinario realizará un examen físico completo, incluyendo la auscultación del tórax y el abdomen para identificar posibles sonidos anormales.
Si lo estima conveniente, el veterinario realizará también una radiografía torácica, considerada una técnica efectiva para conocer con más detalle el estado de los pulmones. Con ella podrá observar si hay líquido acumulado o áreas inflamadas.
Otras pruebas que el veterinario puede realizar son:
- Análisis de líquidos. Las pruebas de sangre, por ejemplo, mostrarán los niveles de glóbulos blancos y otros indicadores de posible infección.
- Cultivo microbiológico. El análisis de una muestra de secreción ayuda a saber qué tipo concreto de bacteria o virus está afectando a la salud del animal, y prescribir el tratamiento más adecuado.
- Examen citológico. Es otra técnica diagnóstica que permite observar y analizar células.
Lo ideal es llevar a tu perro a su veterinario habitual, que ya conocerá a tu mascota y tendrá a mano su historial clínico para atenderlo lo mejor posible. Por ejemplo, si sabe que ha tenido un episodio reciente de vómitos, podría centrarse en una posible aspiración como causa.
Tratamiento para la neumonía en perros
El tratamiento de la neumonía de un perro varía según su gravedad y la causa de la infección. Entre los tratamientos más comunes están los siguientes:
- Medicamentos. El tratamiento farmacológico que prescriba el veterinario dependerá de los microorganismos que están causando la enfermedad. Necesitará antibióticos, por ejemplo, si el origen es una bacteria o si tiene una infección bacteriana secundaria. También es frecuente que recete antiinflamatorios o broncodilatadores.
- Fisioterapia respiratoria y nebulización. Son técnicas que ayudan a reducir la congestión en los pulmones. La nebulización sirve para humidificar las vías respiratorias y diluir la mucosidad, lo que aliviará los problemas respiratorios de tu perro. Tu veterinario podría recomendar la administración de medicamentos con un inhalador para perros.
- Oxigenoterapia. Es una suplementación con oxígeno que se realiza en los perros que tienen hipoxia, es decir, deficiencia de oxígeno en sangre, células y tejidos del cuerpo. En casos severos, puede ser necesaria la hospitalización.
- Reposo. Un buen tratamiento casero para perros con neumonía consiste en asegurar un lugar tranquilo y cómodo para que descanse, evitar que realice ejercicio intenso, proporcionarle siempre agua fresca y limpia, humidificar el aire y ofrecerle alimentos nutritivos. Será parte indispensable de su tratamiento veterinario.
Ten en cuenta que el veterinario necesitará hacer revisiones para comprobar cómo progresa la enfermedad. Si a los dos o tres días el perro no ha mejorado, te aconsejamos comunicárselo para que pueda evaluar la eficacia del tratamiento.
Es posible que realice otra radiografía de tórax a las dos semanas para observar los cambios. Si la neumonía no se complica, el perro se encontrará mucho mejor para entonces e irá recuperando su carácter poco a poco.
¿Cuál es la probabilidad de supervivencia?
La neumonía en perros puede ser mortal solo si se complica. Es muy frecuente que se trate de un cuadro leve y el tratamiento se realice en casa, donde el perro se recuperará cómodamente. En caso contrario, podría quedarse ingresado en el centro veterinario para que reciba un tratamiento acorde a la causa de la enfermedad.
El pronóstico de recuperación depende del estado en el que se encuentre tu mascota, por eso es clave que reciba atención a tiempo. Más allá de lo rápido que actúes hay otros factores que intervienen, como el estado de salud general del animal. La neumonía en perros viejos puede tener peor pronóstico, sobre todo si ya hay enfermedades previas. Por eso es importante que esté al día de sus vacunas, tenga una alimentación equilibrada y, en caso de estar ya enfermo, evitar el contacto con otros perros.
Cuida de tu mascota y mantenla siempre segura
La neumonía de tu perro puede quedarse en una anécdota desagradable con una atención eficiente y de calidad. Muchas veces retrasamos la visita al veterinario deseando que el perro solo esté pasando un periodo de malestar puntual, pero no hay por qué asumir tanto riesgo.
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