Cuidar de nuestra salud física es fundamental para disfrutar de bienestar y sentirnos bien. Sin embargo, centrarnos solo en el cuerpo y dejar a un lado nuestra mente es un error, porque la salud emocional es tanto o más importante que cuidar el físico. La gestión de emociones en niños y adultos es vital, sobre todo en la situación actual, con vidas estresantes que generan ansiedad y que se puede transmitir a los pequeños de la casa.
Por eso, si de por sí el mindfulness en la vida cotidiana es beneficioso para los mayores, imagina lo bueno que es trabajar la inteligencia emocional en niños con esta técnica. Hablemos un poco sobre el tema y veamos algunos ejercicios de mindfulness que puedes hacer con ellos para cuidar de ellos.
Beneficios de la gestión de emociones en niños
La gestión emocional en niños tiene numerosas ventajas, tanto a corto como a medio plazo, para cuando lleguen a la edad adulta. Aunque no nos vamos a extender demasiado, esta es una lista con los beneficios más destacados del mindfulness con niños:
- Mejora la capacidad de concentración.
- Ayuda a controlar las emociones, reduciendo la ansiedad y el estrés.
- Disminuye la actitud impulsiva (ej.“pataletas”).
- Contribuye a fomentar las habilidades sociales.
- Se hacen menos críticos, tanto con ellos mismos como con los demás.
- Consiguen un mejor equilibrio mental.
Por estos motivos, entre otros, las actividades de mindfulness para niños son muy recomendables.
¿Qué se debe practicar? 5 actividades
Hay muchas formas de trabajar la gestión emocional en niños, bastante fáciles de poner en práctica. Prueba una de estas 5 para empezar:
- Silencio y escucha. Este ejercicio ayuda a mejorar la concentración y la escucha activa. Lo único que necesitas es algo que haga un ruido vibrante, como una guitarra o un triángulo de metal. Dile al niño que tiene que escuchar con cuidado y levantar la mano cuando lo deje de oír. El efecto que tiene esta actividad es calmante, y ayuda a mejorar la atención en las cosas, algo importante debido a la cantidad de estímulos que nos rodean y nos pueden desconcentrar.
- Paseo de observación. Esta técnica de mindfulness con niños es perfecta sobre todo cuando hace buen tiempo. Salir a dar un paseo por el campo, y animarle a que observe todo lo que le rodea y le llame la atención, destacando por ejemplo lo que no hubiera visto en una ocasión anterior caminando por el mismo sitio.
- Salta sin parar. Esta es una forma muy sencilla y divertida de introducir el mindfulness en la vida cotidiana de los pequeños. Consiste en saltar en el mismo sitio durante un minuto, y después parar, ponerse las manos en el pecho y cerrar los ojos. Así sentirán su respiración y los latidos acelerados, ayudándoles a tener consciencia de cómo cambia su cuerpo ante determinadas acciones.
- Un compañero que te ayuda a respirar. Como es probable que a los niños más pequeños les cueste concentrarse en su respiración, puedes ayudarles utilizando su muñeco favorito. Dile que se tumbe mirando boca arriba y que ponga a su amigo encima de la tripa para ver cómo se mueve mientras respira. Con esta actividad puede ir tomando consciencia de su ritmo de respiración, además de ayudarle a dormir mejor. Por eso, es muy recomendable hacerlo a la hora de dormir.
- El frasco de la tranquilidad. Esta actividad ayuda a canalizar las emociones negativas. Consiste en tener un frasco lleno de agua y purpurina, y agitarlo para liberar emociones que el niño no sabe controlar, como un enfado. Cuando deja de moverlo, la purpurina desciende con suavidad, generando una sensación de calma.
Conclusiones
Los niños tienen una capacidad increíble para asimilar cualquier práctica, incluidas las que les ayudan a gestionar sus emociones y controlar la ansiedad. El mindfulness potencia la inteligencia emocional en niños, y les ayuda a convertirse en adultos más empáticos, conscientes de sí mismos y equilibrados.