Los niños prefieren el sabor dulce y rehúyen el amargo de las verduras de forma innata
Todo padre de familia sabe que no es bueno abusar de los alimentos azucarados y altamente refinados como las golosas chuches, los apetecibles bollos, o la repostería industrial. La presencia de azúcar en los alimentos fomenta su consumo, sobre todo entre los más pequeños de la casa.
Aunque no es tarea fácil, es fundamental limitar su ingesta de dulce y fomentar el consumo de las rehuidas verduras. ¿Porqué los niños no quieren comer verduras y siempre piden azúcar?
Las verduras, el peor enemigo
Las razones por las cuales los niños rechazan el sabor amargo de la verdura corresponden a una respuesta innata biologica:
-La pequeña cantidad de calorías que poseen, detectada rápidamente por el paladar del pequeño. Éste siempre se decanta por alimentos más energéticos que representan un mayor sustento en su desarrollo y crecimiento.
-El rechazo de los bebés al sabor amargo como mecanismo de defensa ante la posible ingesta de veneno: muchos compuestos amargos llegan a ser tóxicos.
-La presencia del gen TAS2R38, sensible al sabor amargo, que tiene un gran impacto en las preferencias alimenticias de los más pequeños.
La atracción hacia el dulce, un instinto biológico infantil
Los bebés nacen con un instinto agudo a detectar y decantarse por los sabores dulzones, que tanto le recuerdan a la leche materna de sus primeros meses de vida.
Como ya hemos mencionado, el sabor dulce es característico de los alimentos con más calorías, fuente de energía necesaria. Esta predilección por el dulce se atenúa de forma natural al finalizar la adolescencia, con la disminución del desarrollo físico.
Aunque el azúcar en sí no es perjudicial, es preciso saber que en los hábitos alimenticios de los niños y adultos abundan los alimentos altamente azucarados. Algunos consejos para reducir el consumo de azúcar en los niños:
-No prohibir: El niño puede considerarlo como más apetecible y deseado. Y puede provocar que lo tome a escondidas y en mayores cantidades.
-Alejar: Reducir la presencia de alimentos azucarados o refinados en casa es recomendable.
-Dosificar: Premiar a los pequeños con un dulce tras un gran esfuerzo como la práctica de deporte es adecuado y alentador para el joven.
-No añadir: Evitar incluir azúcar en las comidas es un hábito muy saludable. Decantarse por alimentos que posean azúcares naturales como las frutas es un buen método para saciar las ansiadas ganas de los pequeños por el azúcar.