La alimentación equilibrada ayuda a los estudiantes a rendir mejor en los exámenes
Enfrentarse a los exámenes de final de curso representa un duro esfuerzo para muchos estudiantes, que deben hacer un sprint final tanto a nivel físico como mental para poder superar las pruebas con buena nota.
Proporcionar a los estudiantes los mejores recursos para optimizar su rendimiento pasa por cuidar también su alimentación. El estrés y los nervios hacen que muchos jóvenes o no coman nada, o coman demasiado. Ninguna de las dos opciones es buena para la salud, ni para sus resultados académicos.
La mejor manera de compensar el sobreesfuerzo que representan los exámenes pasa por una alimentación sana y equilibrada, en la que se hagan 5 comidas diarias, empezando por un desayuno completo.
Además, hay que evitar las comidas demasiado copiosas o grasas, que acaban dificultando la digestión y, de esta manera, provocan un sueño que evita que el estudiante se concentre.
Aumentar la calidad de la comida, pero no la cantidad
Es la hora de introducir proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales como el fósforo, zinc, calcio, potasio y magnesio. De esta manera, la dieta mediterránea es la mejor opción para los estudiantes por su aportación variada de verduras y frutas, así como de carnes y pescados a la plancha.
Igualmente, es recomendable evitar la comida rápida y precocinada y las bebidas azucaradas y refrescos comerciales, así como la bollería industrial.
Merece la pena destacar la importancia de una correcta hidratación. Beber agua, infusiones o zumos naturales durante el día ayuda a que el cerebro y el organismo respondan mejor ante el esfuerzo y no caigan fácilmente en el cansancio.
Siguiendo estos consejos básicos, aprobar los exámenes siempre será un poco más fácil.