Internet es líquido
La llegada de internet ha revolucionado el mundo de las telecomunicaciones. Como si de una inundación se tratara, Internet ha aprovechado hasta la grieta más pequeña para filtrarse en nuestras vidas. Un ejemplo de ello es el Internet de las cosas.
¿Qué es el internet de las cosas?
¿Te imaginas un calzado que te mostrara los kilómetros andados ese día y la evolución respecto a los días anteriores? ¿O un pijama capaz de mostrar los patrones que sigues mientras duermes? Estos son solo algunos ejemplos de la capacidad del Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés “Internet of Things”).
El IoT es un concepto que hace referencia a la interconexión digital de objetos cotidianos con Internet, en otras palabras, es la digitalización del mundo físico.
Actualmente ya existe toda una red de objetos cotidianos conectados a la red (pudiendo ser controlados desde un dispositivo) y se calcula que para 2020 entre 22.000 y 50.000 millones de objetos estarán conectados a la red, proporcionando así a la población unos servicios inteligentes sin precedentes.
El futuro del internet de las cosas
El IoT está revolucionando los hogares, ciudades, empresas y el mundo entero, mejorando su eficiencia y permitiendo un nivel de conocimiento a tiempo real impensable hace unos años. Cabe destacar áreas como:
– Hogares inteligentes: Lo que antes era ciencia ficción ya es realidad. Persianas, calefacción, electrodomésticos, iluminación, agua… todo conectado a la red. Así, los elementos domésticos pueden ser controlados de forma remota a través de una app desde una tablet, un Smartphone o un ordenador. No solo es increíblemente cómodo, sino que además, el hecho de poder ajustar continuamente el consumo del hogar, permite ahorrar entre un 30% y un 60% de energía.
– Vehículos conectados: Prácticamente todos los nuevos vehículos ya están saliendo con conexión a Internet, pudiendo así obtener inmediatamente notificaciones de accidentes, mapas online, notificaciones de exceso de velocidad… y no solo eso, cada vez hay más coches íntegramente conectados a los smartphones, la cual cosa permite comprobar el estado de la batería, del motor, encontrar la ubicación del vehículo cuando no recordamos dónde hemos aparcado o, incluso, podemos activar remotamente el sistema de climatización antes de entrar en el coche.
– Ciudades inteligentes: El Internet de las cosas tiene el potencial para transformar ciudades enteras y hacer más cómoda y eficiente la vida de sus ciudadanos. Un gran referente lo encontramos en Barcelona (considerada la Smart City número 1 del mundo).
En capital catalana ya podemos encontrar alumbrado público, edificios, semáforos… inteligentes, pero el caso más sórdido es que el IoT ha llegado incluso a las basuras. Los contenedores inteligentes poseen unos sensores que indican su capacidad a los técnicos de residuos urbanos de manera remota. Este hecho implica un gran aumento de la eficiencia, trabajando solo en aquellos puntos que realmente lo requieren.
En definitiva, el Internet de las cosas está en auge y todo apunta a que será el principal aliado para crear un futuro mejor no solo para el individuo o la sociedad, sino también para la economía y el medio ambiente.