La influencia del color de coche en el precio del seguro
Si eres conductor, seguro que en más de una ocasión has escuchado que el color de coche influye en el precio del seguro.
Esta afirmación que muchas personas sostienen con vehemencia, se trata de una de las leyendas urbanas más extendidas en nuestra sociedad, pero la verdad es que no hay ninguna razón que la sustente.
Las razones del mito
Una de las probables causas de esta falsa idea es que el color elegido para nuestro coche sí que ha influido durante años en el precio final del vehículo, aunque hoy en día la diferencia es mínima.
Asimismo, algunas personas asocian erróneamente el color de vehículo preferido por los jóvenes – negro y rojo, esencialmente – con una mayor tasa de accidentes. Según ellos, por esta razón el precio de la póliza es más elevado.
Es verdad que los coches de los jóvenes registran un mayor índice de siniestralidad, pero debemos dejar muy claro que son los conductores quienes se accidentan, no los colores de los automóviles.
Los factores del precio del seguro
Merece la pena dejar claros los principales factores que tienen en cuenta las aseguradoras para establecer el coste del seguro de un vehículo, y que no tienen nada que ver con el color del coche.
La edad del conductor, su historial de accidentes y las características del vehículo son los tres elementos fundamentales que se tienen en cuenta realmente en la contratación de una póliza de seguro de automóvil.
De esta manera, la existencia de accidentes previos o la pérdida de puntos del carnet son dos elementos que realmente se valoran a la hora de fijar el precio del seguro, al igual que factores como la potencia del motor o, incluso, si duerme en garaje o no.
En definitiva, el único motivo que puede hacernos dudar sobre la elección del color de nuestro coche nuevo es su precio en el concesionario, aunque también hay que reseñar que en los últimos años las diferencias en este sentido se han reducido de manera importante.
Para más información consulta a tu asesor personal más cercano.
