¿Cómo diferenciar el estrés positivo (eustrés) del estrés negativo (distrés)?

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  • El estrés es un mecanismo de defensa del organismo para afrontar una situación considerada como una amenaza.
  • El estrés positivo recibe el nombre de eustrés, y está relacionado con la producción de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad.
  • Ten en cuenta que aunque se trate de eustrés, si este aumenta puede pasar a ser distrés, con las consecuencias que esto genera en tu estado físico y mental.

Es un hecho que todos llevamos vidas muy ocupadas, en las que el estrés está casi siempre presente. Esto nos ha llevado a la conclusión de que todo el estrés es negativo, aunque lo cierto es que existen distintos tipos de estrés, y conocerlos es de gran ayuda para gestionarlo del modo adecuado.

En Occident hacemos lo posible por cuidar de tu salud, por eso te ofrecemos nuestro seguro de asistencia sanitaria y te damos consejos en nuestro blog. En este artículo hablaremos sobre eustrés y distrés, qué es cada uno y cómo aprovechar el estrés positivo en vez de sufrir las consecuencias del estrés negativo.

¿Qué es el estrés y qué lo causa?

El estrés es un mecanismo de defensa del organismo para afrontar una situación considerada como una amenaza. Se trata de una respuesta automática que el cuerpo aprendió a desarrollar cuando nuestros antepasados se tenían que enfrentar a peligros como los depredadores. Hoy no es muy probable que tengamos que huir de un dinosaurio, pero este mecanismo continúa activo en nosotros.
El estrés se divide en 3 fases:

  1. Alarma, en la que el cuerpo se pone a la defensiva por lo que pueda ocurrir.
  2. Resistencia o adaptación, dependiendo de si se produce estrés positivo o negativo.
  3. Cansancio o agotamiento tras haber pasado la fase de resistencia.

El estrés es un mecanismo de defensa para afrontar una situación de amenaza.

La lista de lo que causa el estrés en nuestra época es bastante amplia. Algunas de las cosas que pueden hacer que nos estresemos son:

  • Pasar por una situación personal negativa, como un divorcio o una separación.
  • Estrés postraumático tras un accidente de tráfico.
  • Presión para cumplir con horarios muy ajustados en el trabajo, la escuela o las responsabilidades familiares.
  • Problemas económicos.
  • Obsesión por conseguir que todo salga perfecto.
  • Tratar de controlar cada situación, aunque sepas que no está en tu mano.
  • Pérdida de la motivación por hacer las cosas.
  • Falta de orden en el trabajo, la vida personal o algún otro ámbito.

Tipos de estrés

Para saber cómo controlarlo es fundamental conocer los distintos tipos de estrés que existen y saber que en los niveles apropiados puede ser incluso recomendable tenerlo porque nos mantiene despiertos y nos ayuda a ser más productivos tanto a nivel físico como mental.

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Estrés positivo o eustrés

El estrés positivo recibe el nombre de eustrés, y está relacionado con la producción de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad, cuya pérdida puede tener consecuencias muy negativas.

Cuando el cuerpo se somete a un nivel de estrés adecuado, el sistema nervioso se pone en marcha y facilita realizar tareas físicas o mentales. A menudo es lo que se denomina como salir de la zona de confort, y permite asumir una serie de riesgos controlados que aumentan la sensación de bienestar porque nos hacen más productivos. Una inyección de adrenalina que nos empuja a veces cuando se acerca la fecha de entregar un trabajo, cuando faltan unos metros para llegar a la meta o correr y no perder el autobús.

El estrés positivo se relaciona también con mejoras en la capacidad de adaptarnos o incluso con la creatividad.

Estrés negativo o distrés

Cuando los niveles de estrés se disparan y superan la capacidad de tolerancia, el estrés negativo aparece. A diferencia del eustrés, el distrés potencia la producción de cortisol, una hormona que afecta de forma negativa al organismo cuando aumenta. Algunos de los problemas que sufren quienes padecen distrés son:

  • Pérdida de memoria o dificultad para recordar cosas durante el tiempo en el que te encuentras estresado.
  • Falta de concentración hasta el punto de tomar decisiones erróneas, aunque sepas que pueden llevar a otros problemas.
  • Problemas para conciliar el sueño, incluso insomnio.
  • Sensación de cansancio continuo.
  • Problemas en el sistema inmunitario, pérdida de defensas que pueden llevar a padecer enfermedades.
  • Cambios de humor, como perder los nervios a menudo, sensación de tristeza o depresión.
  • Un estado de alerta continuo pensando en que puede ocurrir algo malo en cualquier momento, o viendo problemas y cosas negativas donde no las hay.
  • Problemas físicos como dolor de cabeza o falta de aire, llegando incluso a perder el conocimiento, taquicardias, pérdida del deseo sexual, etc.

Se cree que el aumento de la ansiedad en la generación millennial se debe en buena medida a que sufrimos unos niveles de estrés demasiado altos. Si tienes alguno de los síntomas que hemos comentado aquí arriba, es probable que sufras de estrés negativo y necesites controlarlo.

Cómo controlar el estrés

Ahora que sabes lo que es estrés positivo y negativo, estás en condiciones de valorar el tipo de estrés por el que estás pasando. Ten en cuenta que aunque se trate de eustrés, si este aumenta puede pasar a ser distrés, con las consecuencias que esto genera en tu estado físico y mental.

Para controlar el estrés, sigue estos consejos:

  • Sé realista y no trates de ir más allá de lo que puedes alcanzar. Aprende a reírte de los errores si algo no sale como esperas y tu nivel de dopamina se mantendrá alto.
  • Identifica qué causa el estrés y cómo reaccionas cuando ocurre. Si es necesario, apunta cómo te sientes cuando pasa algo que hace que sientas agitación y busca el modo de evitarlo.
  • Mantén una actitud positiva. En lugar de pensar de forma negativa cuando ocurre algo que se escapa de tu control, busca el lado bueno o deja que el tiempo pase. Puede que veas que no era tan malo como pensabas o incluso que el problema que habías visto venir ni siquiera se presente.
  • Sigue un horario. La falta de organización es uno de los factores que más te pueden estresar porque al posponer las cosas te agobias cuando las tienes que hacer. En vez de eso, anota en tu agenda lo que piensas hacer y cuándo. Verás como hay menos situaciones que te causan estrés negativo.
  • Cuida tu salud haciendo un poco de ejercicio con regularidad, llevando una dieta equilibrada y evitando el consumo de sustancias perjudiciales. El tabaco, las drogas o el abuso de alcohol terminan aumentando tu estrés y generan dependencia, por lo que no es buena idea recurrir a ello “para relajarte”.

Puedes encontrar estos y otros consejos en nuestro manual definitivo para controlar el estrés, donde también cuentas con técnicas prácticas que te ayudarán a reducir tus niveles de estrés negativo y tener una mejor calidad de vida.

Y si a pesar de todos tus esfuerzos sientes que el estrés te supera y no puedes mantenerlo bajo control, pide ayuda a tu familia, amigos o incluso a un especialista en salud emocional. Dejarte ayudar no es reconocer una derrota, sino aprovechar lo que hay a tu alrededor para ser feliz.
Un nivel adecuado de estrés te mantiene vivo, pero el estrés negativo te impide vivir.

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