Disciplina positiva o cómo educar en positivo a tus hijos y sin castigos

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La educación de un hijo, tanto si es un niño como si ya es adolescente, no es una tarea fácil. Y saber cómo hacerlo tampoco porque en generaciones pasadas se nos ha enseñado bajo la técnica del “boli rojo”, destacando las faltas e imponiendo castigos. Sin embargo, en los últimos tiempos se está imponiendo la idea de educar en positivo, una disciplina que busca convertir a los adultos del mañana en personas más respetuosas y responsables sin ser duros, pero sin dejar de ser firmes cuando es necesario.

En este post te mostraremos que es posible educar sin castigos y conseguir una vida mejor, tanto ahora en familia como para el futuro de nuestros hijos.

Cómo educar en positivo a tus hijos/as

La educación positiva para niños es una filosofía de disciplina desarrollada por expertos en salud emocional a principios del siglo pasado y perfeccionada por la doctora Jane Nelsen, entre otros.

La educación respetuosa y disciplina positiva consiste en que los adultos promuevan conductas positivas, enseñen a los niños a ser responsables y desarrollen capacidades que los conviertan en adultos respetuosos.

Educar en positivo se puede resumir en entender conductas inadecuadas, presentar estrategias que promuevan el buen comportamiento y educar sin castigos ni miedo a represalias.

Pilares de la disciplina positiva

Esta forma de educar se apoya en una serie de fundamentos en los que se combina el cariño y la firmeza, dos conceptos que no son incompatibles. Los pilares de la disciplina positiva son 5:

  1. Respeto por ambas partes. Además de enseñar a los niños que deben respetar a los demás, los adultos los tratan con respeto y amabilidad, aumentando su autoestima.
  2. Educar sin castigos. La disciplina positiva para niños no utiliza castigos porque solo funcionan a corto plazo, aunque no significa que haya que ser permisivos. En lugar de ello se buscan soluciones, hablando de forma abierta y razonando con ellos cuál es la dirección que se debe tomar por cierta actitud.
  3. Los errores enseñan. Un error no es un motivo para echar la bronca, sino una oportunidad para aprender. Educar en positivo implica encontrar los motivos por los que se ha actuado de cierto modo y hacer cambiar de idea, en lugar de corregir sólo la acción.
  4. Motivar, no alabar. La motivación es clave para que los niños se concentren y mejoren, fortaleciendo su autoestima. Es distinto a las alabanzas, que solo se centran en el éxito y no en el camino que lleva a este.
  5. Dedicar tiempo a la comunicación. El niño necesita que se le preste atención y se le trate como lo que es, una persona. Una comunicación abierta potencia la sensación de conexión con los demás.

Educar en positivo: primero conectar y luego corregir

La educación positiva para niños no es ser permisivos, pero tampoco supone convertir a los pequeños en personas dependientes como hablamos en el artículo sobre padres helicóptero.

Educar en positivo es una fórmula que deja a un lado los castigos y el miedo a hacer las cosas mal, conectando con las emociones y los pensamientos del niño como individuo, abriendo las puertas de la comunicación y aplicando una corrección cuando hace falta, de forma firme y efectiva.

Es importante saber adaptarse a las necesidades de cada hijo, porque no existe una lista de acciones que se puedan aplicar como una fórmula. Cuando se trata a un niño o adolescente como un individuo, hay muchas más posibilidades de que se convierta en un adulto, respetuoso y bien educado.

Hacer que alguien se sienta mal para que se porte bien no entra en las herramientas de la disciplina positiva.

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