- A finales de los años 70 la alimentación en Finlandia estaba basada en carnes grasas cocinadas con mantequillas
- Pekka Puska trazó un plan para difundir las virtudes de la dieta mediterránea
- Más de 40 años después, el índice de mortalidad causado por enfermedades coronarias ha descendido un 73%
En los años 70, las autoridades de Karelia del Norte, una pequeña provincia perteneciente a Finlandia, identificaron y alertaron sobre una crisis de salud pública pocas veces vista. El porcentaje de sus habitantes de mediana edad que fallecían a causa de un ataque al corazón era el más alto del mundo. En unos tiempos en los que morir por esta causa parecía reservado a personas de edad avanzada, los expertos sanitarios estaban totalmente desconcertados.
Ante la novedad y gravedad del problema, el Ministro de Sanidad finlandés encargó a Pekka Puska, que en aquel entonces contaba apenas con 27 años, un proyecto para solventar esta situación en la región. La edad de Puska fue un factor elemental para su elección ya que el plan iba a necesitar muchos años para poder lograr algún éxito.
Para cuando Puska se hizo cargo del problema, ya se habían publicado varios estudios que relacionaban las grasas saturadas y la obstrucción arterial pero no habían logrado convencer a la comunidad científica. El más importante quizá fuese el llamado Estudio de los 7 Países.
El Estudio de los 7 países y la dieta mediterránea
Este estudio liderado por Ancel Keys a finales de los años 50, cuyos resultados fueron de suma importancia para poder determinar las propiedades beneficiosas de la dieta mediterránea, reclutó a personas de mediana edad en Finlandia, Estados Unidos, Japón, Italia, Países Bajos, Grecia y Yugoslavia. A la vez que se registraban sus hábitos alimenticios, se recogían muestras de lo que comían y se congelaban y analizaban. Cada 5 años – el estudio duró 15 – se volvía a repetir el proceso. No hizo falta mucho más para que los datos mostrasen un claro patrón: cuánto más al norte vivían los sujetos, más productos animales comían y más problemas de corazón padecían. De hecho, centrándose en Finlandia – el país más al norte de todos los que participaron en el estudio – los sujetos tenían 30 veces más riesgo de morir de un ataque al corazón que una persona de Grecia o Italia, países con una dieta más basada en los vegetales. En comparación, los hombres de Karelia del Norte tenían una esperanza de vida 10 años menor que la de los habitantes de los países del sur.
La labor de Keys no sólo supuso uno de los pasos más importantes a la hora de divulgar los beneficios de la dieta mediterránea sino que dio a Puska la clave para comenzar a trazar las líneas maestras de su plan de salud.
El gran logro de Pekka Puska: más vale prevenir que curar
Para intentar solventar el problema de Karelia del Norte, Puska tuvo primero que identificar las causas de ese alto consumo de carne. Para él estaban claras. Después de la II Guerra Mundial, los soldados que volvieron fueron recompensados con pequeños terrenos que destinaron, dada su falta de habilidades agrícolas, a criar cerdos y vacas. En poco tiempo el consumo de estas carnes se disparó y sumando el hecho de que, tradicionalmente, en esa región se cocinaba con mantequilla en vez de con aceite, la combinación casi mortal empezó a disparar las tasas de accidentes cardiovasculares.
En segundo lugar tuvo que idear un plan para conseguir bajar el índice de afeccionas cardiacas y para ello siguió la máxima de ‘más vale prevenir que curar‘ y apostó por cambiar los hábitos alimenticios de la población introduciendo en la región la dieta mediterránea.
Cómo cambiar los hábitos alimenticios de una región
¿Es posible modificar la dieta de una región? ¿Qué una población entera modifique su comportamiento a la hora de cocinar y consumir comida? En principio parecía imposible pero Puska lo logro gracias a 4 pilares.
- DivulgaciónEn vez de intentar convencer a los habitantes de Karelia de que tenían que cambiar sus hábitos, el equipo de Puska prefirió centrarse en modificar el entorno social que les llevaba a ingerir tanta carne. Dio conferencias, discursos en iglesias y se asoció con todas las organizaciones locales que pudo para difundir sus ideas. Empezó con asociaciones de mujeres que eran, tradicionalmente, las encargadas de cocinar. Además de recomendarlas rebajar la cantidad de sal y sustituir la mantequilla por el aceite de oliva y la carne por las verduras, también formó una pequeña sociedad en la que cada uno de sus miembros tenía que recomendar a todas las personas de su entorno las ventajas de la dieta mediterránea y compartir las recetas que Puska les había facilitado.
- Productores de alimentosDe nada sirve tener el mejor programa para reeducar a la población en materia de alimentación si ésta no puede obtener los productos necesarios. Las empresas locales que producían salchichas lo hacían abusando del cerdo y de la sal; el pan se horneaba con mantequilla; y las vacas de la región producían una de las leches más grasas del mundo. Con estos condicionantes, la intervención del equipo de Puska en la industria alimentaria local cobró especial importancia para el éxito del proyecto.Los empresarios respondieron atacando e invirtiendo grandes cantidades de dinero en desprestigiar a Puska pero no obtuvieron los resultados deseados. Todo lo contrario: esos ataques sólo sirvieron para generar un debate sobre la salud pública que les obligó a ceder.
Las salchichas redujeron gradualmente sus niveles de sal y sustituyeron la carne de cerdo con un relleno de setas locales. Los consumidores finales no sólo no notaron el cambio sino que las ventas aumentaron.
- Agricultura
Por su situación geográfica y clima, el consumo de fruta en Karelia del Norte era bastante recudido. Los frutos que para nosotros son perfectamente normales – naranjas, manzanas, peras, etc. – para ellos suponía un desembolso que distaba mucho de estar al alcance de todo el mundo ya que las tenían que importar del sur de Europa.En realidad, los únicos frutos que consumían en Karelia eran los arándanos y frambuesas que crecían en la región sólo durante el corto verano finlandés. Puska centró sus esfuerzos en apoyar y fomentar cooperativas para la congelación, proceso y distribución de estas bayas; en convencer a los granjeros locales para que dedicasen parte de sus terrenos a su cultivo; y convenció a las tiendas para que vendiesen las bayas congeladas.Gracias a ello, la disponibilidad de estos productos naturales se alargó durante todo el año y aumentó su consumo.
El éxito de Pekka Puska en Finlandia
La comunidad científica todavía sigue cuestionando y relativizando los logros que consiguió Puska. ¿Hay que atribuirlo a la reducción del consumo de carne? ¿Al descenso de fumadores? ¿Al aumento del consumo de fruta? En cualquier caso, y con la perspectiva que da el tiempo, los resultados son casi milagrosos. A lo largo de estos últimos 30 años, el índice de mortalidad en Karelia causado por enfermedades coronarias en hombres y mujeres de edad media ha descendido un 73% y su esperanza de vida aumento 7 años para los hombres y 6 para las mujeres.