El colesterol bueno no es tan bueno: te explicamos por qué

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colesterol bueno y malo

Existe una creencia general sobre la existencia de un colesterol saludable, el denominado HDL, y otro colesterol malo, el LDL, que debemos evitar a toda costa. Sin embargo, un nuevo estudio ha revelado que las bondades del llamado colesterol bueno no son tan beneficiosas como pensábamos hasta ahora.

Precisamente de este descubrimiento queremos hablarte hoy en Occident. No solo nos ocupamos de tu bienestar con nuestro seguro de asistencia sanitaria, sino que también queremos mantenerte al día de las últimas investigaciones.

Los supuestos beneficios del colesterol bueno

La lista de los beneficios atribuidos al colesterol bueno o HDL es amplia. Algunos de los más relevantes son los siguientes:

  1. Fortalece la salud del corazón: una dieta rica en alimentos con colesterol bueno protege el organismo frente a enfermedades cardíacas como la aterosclerosis (que no debemos confundir con la arteriosclerosis) o un infarto.
  2. Ayuda al cuerpo a mantener el equilibrio: se ha dicho que el colesterol HDL contribuye a combatir la obesidad porque elimina el colesterol LDL y mantiene los niveles de grasas en el organismo bajo control.
  3. Mejora la digestión: el colesterol bueno ayuda al cuerpo a producir vitamina D y activa la vesícula biliar, facilitando que los alimentos se digieran mejor y se reduzcan los problemas causados por malas digestiones.
  4. Es antioxidante: el colesterol HDL cuenta con propiedades antioxidantes que ayudan a que el organismo se depure y elimine toxinas, a que produzca sangre más limpia y a que aumenten las defensas. Además, al ser antiinflamatorio, se reduce el riesgo de sufrir un problema cerebrovascular.

Colesterol bueno alto y colesterol bajo

En vista de estas propiedades, parece lógico pensar que unos niveles altos de colesterol bueno son un objetivo deseable. Sobre todo teniendo en cuenta que un bajo nivel de colesterol bueno puede hacer que el LDL aumente y el cuerpo se resienta.

Sin embargo, los estudios advierten de que un nivel elevado de colesterol bueno parece estar relacionado con un mayor riesgo de problemas cardíacos, motivo por el cual tampoco se recomienda aumentar en exceso la cantidad de colesterol en el organismo.

Pero, ¿qué se considera colesterol bueno bajo o alto? ¿Cuáles son las consecuencias? Te facilitamos algunas indicaciones:

  • Menos de 40 mg/dl es un nivel bajo, que haría que aumentara el colesterol malo.
  • La cantidad recomendada de colesterol bueno se fija en 60 mg/dl o más. A partir de ese nivel se ha creído siempre que se reducen los riesgos de sufrir problemas.
  • El colesterol bueno alto se establece a partir de los 82 mg/dl. A partir de este nivel, las bondades del HDL se invierten y aumenta la cantidad de grasa que se almacena en las arterias. Algunos estudios apuntan a que esto sucede mayormente por causa genética, aunque existen determinados fármacos y pautas que también lo pueden aumentar.

¿Es realmente bueno el colesterol bueno?

Entonces, ¿es bueno el colesterol bueno, o es tan malo como el malo? La clave de la respuesta radica en la diferencia entre las partículas de colesterol HDL. El estudio que desmonta los mitos sobre el colesterol bueno ha descubierto que las partículas de mayor tamaño se relacionan con un mayor riesgo de infarto. Mientras tanto, en el caso de las pequeñas, sí se detecta una reducción de dicho riesgo.

Alimentos con colesterol bueno

Para cuidar de tu salud es importante que prestes atención a tu alimentación, consumiendo alimentos saludables, propios de la alimentación mediterránea, y siendo precavido antes de apuntarte a las últimas tendencias, como es el caso del ayuno intermitente.

Algunos de los alimentos con colesterol bueno que debes consumir son:

Pescado azul Es rico en ácidos grasos Omega-3 y Omega-6 y que reducen los triglicéridos. Algunas recomendaciones:

  • La caballa, el atún o las sardinas, aunque también está el salmón (sobre todo el salvaje).
  • Consumir, al menos, dos raciones por semana, además de que esté bien cocinado para evitar problemas como los anisakis.
Frutos secos Nueces, almendras o avellanas son un ejemplo. Se deben consumir con moderación: unos 20-25 gramos diarios.
Aceite de oliva Es reconocido en todo el mundo por sus propiedades nutricionales y por ser la base de la cocina mediterránea.
Fruta fresca Mejor que sea de temporada como manzanas, higos o aguacates (aunque conviene limitar el consumo de este último por su elevada aportación calórica).
Verduras El brócoli y otras de color verde intenso, que no solo tienen poca grasa sino que además aportan una gran cantidad de nutrientes.

Como siempre, la clave reside en mantener una alimentación equilibrada y seguir los consejos de los expertos en salud. Entre ellos, los especialistas a los que puedes acudir gracias al seguro de asistencia sanitaria de Occident.

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