Los cambios de estación vienen acompañados de cambios físicos y mentales
Aunque nos parezca mentira, las variaciones de temperatura y de condiciones climáticas que representan los cambios de estación pueden influir en nuestro estado de ánimo. De hecho, muchas personas notan diversos cambios cuando cambia la luz y empieza a hacer más frio o calor. Esto representa una alteración en su estado de ánimo que debemos tener en cuenta a la hora de establecer las pautas de nuestra vida diaria.
Las enfermedades mentales y el clima
Cuando la temperatura del ambiente cambia, también cambia nuestro estado físico y emocional. Por ejemplo, un exceso de calor puede hacer que nos cueste dormir y que, por lo tanto, nos sintamos excesivamente cansados en nuestro día a día, y también algo irritados.
Este agotamiento puede repercutir de manera negativa en el estado de ánimo de las personas que padecen alguna enfermedad mental. Para otras, el mayor número de horas de sol y la posibilidad de pasar más tiempo al aire libre le da nuevas energías y vitalidad.
Las consecuencias del estrés emocional
Aunque no suframos ninguna enfermedad mental, el cambio de las horas de luz que representa la llegada del invierno puede provocar que nuestro estado emocional varíe, esencialmente por estrés. A esto hay que añadirle el hecho de que las temperaturas más bajas de invierno pueden dañar nuestro estado inmunológico.
Como consecuencia de esto, es habitual que muchas personas sufran lo que se conoce como depresiones estacionales, especialmente presentes en otoño e invierno. Entre sus síntomas, destacan la ansiedad, migrañas y problemas reumáticos.
Pero para no todos es así. Para muchos, la llegada del otoño y del invierno significa volver a la rutina y esto les reporta cierta paz y estabilidad. La llegada de estas estaciones también es un alivio para los que disfrutan de temperaturas más bajas y no soportan el calor del verano; y por tanto, reducen su estrés.
Los cambios según la estación
La primavera representa un paso repentino del calor al frio para nuestro cuerpo. Esto hace que el metabolismo se altere en exceso en muchas personas, que pueden llegar a agravar sus síntomas de depresión. De igual modo, debemos tener en cuenta la aparición de la astenia primaveral. Es decir, durante unos días puede ser que no tengamos ganas de hacer muchas cosas, y que nos sintamos más cansados y desganados de lo habitual hasta que nuestro cuerpo se habitúa a la nueva estación.
El calor excesivo del verano también puede afectar nuestro estado emocional, ya que las altas temperaturas nos provocan mucho cansancio. En otras personas, en cambio, pueden provocarles un exceso de euforia.
Como ves, el paso del tiempo y el cambio de las estaciones nos afectan a todos, aunque de forma diferente. Ahora que ya conoces las cosas buenas y malas que puede traerte cada nuevo ciclo, anímate a llevar una dieta saludable y una vida activa que te permita afrontar cada nuevo estación del año con energías plenas.