Cómo la proactividad y la procrastinación pueden decidir el futuro de tu negocio

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La proactividad y la procrastinación son el reflejo de nuestro compromiso y motivación

La procrastinación es la postergación de nuestras tareas hasta el último momento, es la actitud de “déjalo para mañana, que ya habrá tiempo”, “ahora estoy muy ocupado, lo hago luego, que es un momento” o “termino de hacer unas cosas primero y me pongo con esto”. Con frecuencia todos utilizamos estos argumentos para convencernos a nosotros mismos de que tenemos razones para retrasar la realización de una tarea que no queremos hacer, ya sea por pereza o por temor a enfrentarnos a una actividad que no dominamos o que nos hace sentir incómodos.

Esta mala gestión del tiempo se puede convertir en un importante obstáculo para el futuro de tu negocio, ya que muchas tareas se dejan sin hacer o se completan de una forma muy diferente a lo esperado. Y en el peor de los casos, cuando se trabaja en equipo, esta actitud también compromete el trabajo de los compañeros.

 

Motivos para procrastinar:

Falta de motivación: Si pasas por una etapa en la que te sientes más decaído, es posible que te sientas sumergido en una sensación de letargo,  que te impide dedicarte al desarrollo de proyectos porque aumentan la sensación de ese estado depresivo. Con frecuencia estas obligaciones son sustituidas por otras más irrelevantes y menos apremiantes pero que proporcionan un placer instantáneo y superficial.

El exceso de confianza, aunque parezca el extremo opuesto, puede ser tan perjudicial como su falta. Las personas que se sienten demasiado seguras de sí mismas distorsionan de forma inconsciente la percepción del tiempo, haciendo una mala gestión del mismo. Este exceso de confianza antepone otro tipo de actividades porque las consecuencias negativas de retrasar lo prioritario no se perciben en ese momento, hasta que la realidad de falta de tiempo se presenta a última hora.

 

Una actitud proactiva

Un équido de trabajo formado por personas proactivas sabrá sacar el máximo rendimiento a los recursos y se levantará ante las situaciones difíciles con nueva motivación.  Las personas proactivas tienen más capacidad para anticipar los problemas y son capaces de realizar tareas sin necesidad de que se les apremie, sólo porque saben que su obligación es hacerla para que el trabajo salga bien. El procrastinador, en este caso, espera a que le den un ultimátum.

Dentro de este cuadro juega un importante papel  el miedo a salir de la zona de confort. Ser una persona proactiva o procrastinante no tiene nada que ver con la inteligencia, sino con nuestra actitud. Una actitud proactiva siempre nos llevará a adquirir experiencia en nuevas áreas hasta el momento desconocidas y, de este modo, desarrollar nuevas habilidades y detectar nuevas oportunidades que garantizarán la viabilidad y el futuro de un negocio, especialmente en una pyme.

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