La historia del ataúd refleja los ritos funerarios de la historia
Si hay algo ineludible en la vida es la muerte, y los ataúdes nos acompañan en este tránsito desde, más o menos, el cuarto milenio antes de Cristo. Un repaso por la historia del ataúd nos lleva a los primeros cestos de juncos trenzados que se usaban como féretros en la civilización sumeria para amortajar a sus fallecidos.
El nacimiento de los ataúdes se asocia con la necesidad antigua de conservar encerrado el espíritu de los muertos, para evitar que se levantaran y empezaran a perseguir a los vivos. Esta idea pervivió con el paso del tiempo y las civilizaciones, aunque en algunas culturas antiguas se consideraba que necesitaban una mejor manera de conservar su espíritu.
Las lápidas tienen su origen en las piedras pesadas y de grandes dimensiones que se colocaban para asegurar que los espíritus no pudiesen huir del ataúd, lo que era una de las prioridades para las creencias religiosas de las civilizaciones antiguas.
Con el paso del tiempo, los ataúdes dejaron de ser la ‘prisión de los espíritus’ y se convirtieron en un espacio confortable donde descansar para siempre. Además, los ataúdes actuales tienen una importante función de conservación del cuerpo, lo que representa una señal de respeto para los fallecidos. Esta idea es la que sigue vigente en nuestra sociedad, aunque la evolución tecnológica de los últimos tiempos ha conseguido que los ataúdes actuales tengan poco que ver con los de hace siglos.
El modelo de ataúd contemporáneo más clásico es una caja de madera con alguna imagen o talla relativa a la creencia del muerto o a la tradición religiosa de la zona.
En la actualidad, se fabrica una amplia gama de ataúdes, desde los de metal a los concebidos para crematorio, mucho más sencillos. La preocupación por la ecología también ha conseguido que se fabriquen féretros de materiales tan diversos como la caña de bambú o el cartón.
De hecho, en ciertas regiones de África Occidental, como en Ghana, es tradición enterrar a los seres queridos en ataúdes personalizados, donde podemos encontrar diseños muy elaborados y originales como el que vemos en la foto. De esta forma, tratan de enterrar a los seres queridos en un ataúd que simbolice sus aficiones y sus pasiones en vida, desde aviones, teléfonos móviles, o cámaras de fotos. ¡Y hasta martillos!
La última novedad en el sector son los ataúdes con hilo musical y Wifi, fabricados para que los amantes de la música puedan escuchar sus canciones favoritas después de morir. Su sofisticación es tal que permite que amigos y familiares vayan actualizando la lista de reproducción.
En Occident somos expertos en seguros de decesos. Nos encargamos de todos los detalles del sepelio para cubrir todas las necesidades que puedes tener a la hora de dar el último adiós.