5 falsos mitos sobre alimentación infantil que están afectando a nuestros hijos

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falsos mitos sobre alimentación infantil
  • Los falsos mitos sobre alimentación infantil pueden dar al traste con nuestros buenos propósitos a la hora de alimentar a nuestros hijos
  • Azúcares y grasas poco saludables son algunos de los principales enemigos a la hora de comer bien
  • Qué deben desayunar los más pequeños o cuáles son las meriendas más saludables son algunas de las preguntas que respondemos en este artículo

Cualquier padre o madre quiere lo mejor para sus hijos y ese “lo mejor” también se refiere a lo que comen. Lamentablemente el mundo de la alimentación infantil está plagado de falsas creencias que dificultan la tarea de alimentar bien a nuestros hijos.

Muchos de estos falsos mitos sobre nutrición infantil tienen su origen en rumores transmitidos de forma tradicional. La “sabiduría popular” no siempre es del todo fiable – sobre todo cuando no está respaldada por la ciencia – pero eso no es óbice para que permanezcan casi inmutables generación tras generación.

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Tampoco estaríamos siendo justos si pusiéramos el foco solo en esa “sabiduría popular” transmitida a través del “boca oreja”. Internet y las redes sociales han contribuido también a la desinformación en todo lo que a alimentación saludable se refiere debido, en gran parte, a la proliferación de falsos profesionales de la nutrición. Por eso, para ayudar a combatir los riesgos que estas ideas erróneas pueden traer consigo, en este artículo desmontamos cinco mitos sobre la alimentación infantil e indicamos las claves para asegurarnos de que los niños llevan una dieta saludable y equilibrada.

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5 mitos de la alimentación infantil que damos por ciertos

La mejor manera de combatir los bulos es filtrar la información y mantener una actitud crítica cuestionando lo que oímos y leemos. Aunque los siguientes mitos sobre alimentación infantil distan de ser los únicos, sí son los más habituales.

  1. El desayuno es la comida más importante del día

    Aunque desde luego el desayuno es tan necesario como las demás comidas, no existen pruebas de que sea más  beneficioso comer a una hora u otra del día. De hecho, comer mal en el desayuno solo porque es “la comida más importante del día” y no nos la podemos saltar puede ser contraproducente.

    En nuestro blog ya hemos hablado sobre por qué debes reducir tu consumo de azúcar con lo que, si el desayuno va a estar plagado de galletas, zumos envasados o bollería industrial, pasará de ser la comida más relevante del día a ser la más perjudicial. Para que te hagas una idea, la Organización Mundial de la Salud recomienda un máximo de 25 g al día y algunos desayunos infantiles superan esa cantidad ampliamente.

    Si el niño tiene hambre cuando se levanta, perfecto. Fruta entera, leche, frutos secos o alguna tostada con aceite de oliva virgen extra es buena opción. Si, por el contrario, no tiene hambre, no le obligues. Ya comerá más tarde.

  2. Los niños necesitan mucho azúcar

    Aquí existen diversas teorías a cada cual más rocambolesca. Los hay que argumentan que el cerebro del niño necesita azúcar para poder asimilar todo lo que le enseñan en el colegio y los hay que opinan que lo necesitan para tener energía durante todo el día.

    No. El azúcar añadido no es bueno. Punto. Lo que necesita el cerebro es glucosa y la podemos encontrar en las legumbres, frutas enteras y verduras.

  3. Hay que obligarles a comer toda la comida en el plato

    Que no hay que tirar la comida es un hecho. Que no le tienes que obligar a tu hijo a que se termine todo lo que hay en el plato, también. Él sabe perfectamente el hambre que tiene y cuándo está saciado y cuándo no. La comida que sobre, la metes en un táper y listo.

    Así, además de evitar discusiones, castigos y chantajes emocionales, lograrás que su relación con la comida sea mucho más sana.

  4. Los niños tienen que comer de todo

    Pues no. Lo que hay que conseguir es llevar una alimentación saludable. ¿Y eso cómo se hace? Incluyendo en la dieta verduras, fruta, grasas saludables, etc. No pasa nada si nuestro hijo no soporta la coliflor. Mientras al cabo del día consuma otro tipo de verduras, no hay problema.

    En realidad es más importante eliminar los azúcares añadidos, bollería industrial y alimentos ultraprocesados que obligar a los ‘peques’ a que se terminen todos los guisantes del plato.

  5. A los niños no les gustan la fruta ni las verduras

    Cabe la posibilidad de que exista algún niño en la Tierra al que no le guste absolutamente ninguna fruta ni ninguna verdura con independencia de qué cómo se la prepares. Es raro pero posible.

    De todas formas, hacer una afirmación así de taxativa es un error. Los niños, como los adultos, tienen sus gustos y preferencias. No es lo mismo un brócoli al vapor sin sal y sin ninguna especia que un brócoli al horno con su ajito, su pimienta, etc. La culpa no es del brócoli ni de la verdura en general, ¿verdad?

    Debes tener en cuenta, además, que, tal y como indicábamos en el apartado referente al desayuno, el exceso de azúcar de las galletas, bollería industrial, zumos envasados y demás afectan al paladar de los peques. Esto causa que la comida ‘normal’ no les sepa a nada. No te preocupes, es algo que desaparece una vez disminuye el consumo de azúcar.

    Lo mejor que puedes hacer es probar y testar diferentes formas de preparar la verdura y frutas hasta dar con la que tu hijo prefiera.

Lo realmente importante en una dieta infantil

Evitar los anteriores mitos es un buen comienzo para mejorar la alimentación infantil. Sin embargo, no es lo único que debe tenerse en cuenta. A continuación ofrecemos unas cuantas claves para mejorar la alimentación de los más pequeños de la casa:

  • Educar desde la infancia: explicarle la importancia de comer sano hará que, poco a poco, tu hijo tenga mayor conciencia de cómo se alimenta.
  • Promover la experimentación: Los niños comen mejor si disfrutan del proceso. Podemos implicarlos en el proceso cocinando con ellos y dejando que experimenten con los alimentos, especialmente cuando son pequeños.
  • Lo más importante es alimentarse de una manera sana y variada compuesta por alimentos probióticos y saludables, reduciendo al mínimo la ingesta de alimentos ultraprocesados y el azúcar.
  • Cinco raciones de fruta o verdura: Acostumbrar a los niños a comer fruta y verdura mejorará su salud y sus hábitos alimentarios. Siempre es mejor optar por fruta entera en lugar de zumos.

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