¿Qué es el edadismo? Los efectos de la discriminación por edad

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Junto al racismo y al sexismo, el edadismo es una de las formas más extendidas de discriminación. A menudo, las personas de edad avanzada son víctimas de prejuicios en su entorno personal, social y laboral, y en muchas ocasiones perpetuamos estos estereotipos sin ser conscientes de ello. Detectar estas formas de discriminación implícitas en nuestro día a día resulta fundamental para erradicar el problema. Sobre todo, teniendo en cuenta que, si bien en la actualidad se contabilizan 600 millones de personas mayores de 60 años a nivel mundial, se estima que en 2050 la tercera edad alcanzará los 2000 millones de personas.

En Occident sabemos que la tercera edad juega un papel clave en la sociedad y la economía. Por eso, hemos creado un seguro de decesos pensado para nuestros mayores y diseñado especialmente para proteger sus intereses y los de sus seres queridos. Sin embargo, queremos dar un paso más en la lucha contra la discriminación de un colectivo imprescindible. A continuación, te contamos en qué consiste el edadismo y compartimos contigo los mejores consejos para combatirlo en tu vida cotidiana.

¿Qué es el edadismo?

El edadismo es un término que abarca cualquier forma de discriminación por edad: el conjunto de actitudes, estereotipos y comportamientos negativos hacia un individuo o un grupo de personas a causa de su edad avanzada. Igual que otras formas de discriminación como el racismo, el sexismo y el capacitismo, el edadismo está presente en muchos aspectos de nuestra vida diaria.

En nuestra sociedad, la discriminación por edad se produce a dos niveles distintos:

  • Personal: incluye todas las creencias contra la tercera edad. Cuando se ponen en práctica, son perjudiciales para ellos y les sitúan en desventaja respecto al resto de la sociedad. Estos prejuicios generan que las personas de edades avanzadas se encuentren con mayores dificultades a la hora de encontrar trabajo. Algo especialmente preocupante en un momento en que la pandemia del COVID-19 ha elevado al 43% el paro entre los mayores de 55 años.
  • Institucional: más allá de la esfera personal, la discriminación por edad también se produce en el funcionamiento mismo de la sociedad. Este tipo de edadismo se percibe en las limitaciones de las residencias actuales, la escasez de iniciativas que fomenten el envejecimiento activo y la falta de viviendas y urbanizaciones para la tercera edad.

Estos dos tipos de edadismo se manifiestan en la vida cotidiana de forma desapercibida y pueden catalogarse según sus efectos:

  • Algunos ejemplos de discriminaciones que afectan a la gente mayor de forma directa son:
    • Las barreras arquitectónicas, como la falta de ascensores o escaleras mecánicas, que dificultan su movilidad y les impiden acceder a ciertas zonas del espacio público o incluso a su propio lugar de residencia.
    • La negativa a contratarles por su edad les impide acceder al mercado laboral, incluso cuando están perfectamente capacitados para desempeñar las tareas que requiere el empleo.
    • El control de las condiciones de vida de los mayores, que puede producirse sobre todo en residencias y hospitales.
  • Otras manifestaciones del edadismo tienen un efecto indirecto, a nivel social y emocional.
    • La representación en los medios de comunicación es escasa y no refleja los problemas y preocupaciones de este colectivo: los personajes de edad avanzada se relegan a un segundo plano o se retratan de forma estereotipada.
    • También se critica su sexualidad, o se considera antiestética. Son numerosos los casos de personalidades conocidas que son vetadas de los medios audiovisuales a causa de su edad, y que además reciben críticas por no ceñirse al canon tradicional asociado al concepto actual y limitante de “persona mayor”. Es el caso, por ejemplo, de la polémica reflexión de Madonna.
    • A nivel más general, se infantiliza a los mayores y se les trata con condescendencia, lo que puede provocar que se coarte su libertad a la hora de tomar decisiones.

¿Por qué existe la discriminación por edad?

¿Por qué es difícil aceptar la vejez en nuestra sociedad? El edadismo está muy arraigado en el mundo contemporáneo a causa de un conjunto de estereotipos y concepciones erróneas acerca de la tercera edad. Muchos de ellos surgen de la idea de que envejecer implica una debilidad física y mental definitiva e irreversible. Los medios de comunicación asocian la juventud a la belleza y a la actividad, en contraposición con un envejecimiento que siempre se relaciona con valores negativos.

Algunos de los mitos y prejuicios más comunes que se derivan de esta idea son:

  • Demencia senil: con frecuencia, los problemas físicos y cognitivos de parte de la población de edad avanzada se atribuye al resto de ese colectivo. Se menosprecia su utilidad y se les considera como un grupo vulnerable y dependiente, cuando muchos de ellos están en perfectas condiciones de salud.
  • Edadismo digital: al creer que las personas mayores han perdido habilidades cognitivas, se les considera incapaces de entender y utilizar las nuevas tecnologías. Eso les impide acceder a las formas de comunicación de la sociedad digital y les deja sin herramientas para aprenderla.
  • Edadismo protector: aunque suele haber buena intención tras este prejuicio, muchas veces se prohíbe a los mayores realizar ciertas actividades porque “ya no tienen edad”. Esta idea preconcebida coarta su libertad de acción.
  • Inactividad: la idea de que la gente mayor es inactiva es uno de los prejuicios más extendidos, y también uno de los más erróneos. Los avances de la medicina y el aumento de la esperanza de vida han hecho que la tercera edad cada vez dure más y tenga mayor calidad de vida. Lo cierto es que muchos de nuestros mayores tienen una salud excelente y se mantienen en forma física para desempeñar cualquier trabajo.

El papel clave de la tercera edad en la economía

Una evidencia reciente contra el edadismo es el estrecho vínculo detectado entre la tercera edad y la economía del futuro, que ha recibido el nombre de silver economy o economía plateada. Después de la jubilación, las personas mayores tienen el patrimonio, el poder adquisitivo y el tiempo suficientes para convertirse en consumidores, por lo que no podemos ni debemos infravalorar su importancia en nuestra sociedad.

Cómo luchar contra el edadismo

Hay muchas maneras de luchar contra el edadismo, tanto en el ámbito personal como profesional. Algunas de las más efectivas son:

  • Comunicación y prevención: combatir la discriminación por edad comienza por nosotros mismos. Es importante dejar de perpetuar actitudes e ideas contra la gente mayor, algo que se hace a menudo de manera inconsciente. Es necesario tomar conciencia y contagiar nuestra actitud a los demás, tratando de generar empatía entre generaciones a través de iniciativas que pongan en contacto a los jóvenes con personas de edad más avanzada.
  • Gestión de la jubilación: la jubilación y la vejez están estrechamente relacionadas a nivel institucional. Desvincularlas a través de cambios en la edad obligatoria de jubilación puede dar más libertad para que cada uno escoja el momento en que quiere dejar de trabajar. Eso ayudaría a eliminar la asociación entre edad avanzada e incapacidad y brindaría más oportunidades laborales a los mayores.
  • Atención a las necesidades de la tercera edad: teniendo en cuenta el papel clave de la tercera edad en la sociedad y la economía, muchas empresas ya están desarrollando actividades para jubilados en ámbitos como el ocio y el turismo.

Los mayores y la pandemia Covid-19

La pandemia del COVID-19 ha afectado a la tercera edad más que a ningún otro grupo de nuestra sociedad. El coronavirus no solo ha tenido un impacto negativo en su salud: también ha contribuido a aumentar la discriminación por edad. La mayor vulnerabilidad de algunos miembros de este colectivo ha provocado que los medios de comunicación intensifiquen su visión estereotipada de la tercera edad.

Según la Revista Española de Geriatría y Gerontología, más del 70% de los titulares de prensa representan negativamente a los mayores. Muchos utilizan términos peyorativos como “anciano” o “abuelo”, y los asocian a fallecimientos y a vulnerabilidad extrema. Este trato hacia la tercera edad los representa como un grupo homogéneo caracterizado por la debilidad, propagando actitudes discriminatorias y condescendientes hacia ellos.

Especialmente en tiempos de pandemia, es importante cambiar la forma en la que nos referimos a la vejez. Sobre todo, debemos poner de relieve su heterogeneidad y el valor que aportan a la sociedad. De esa manera, será más fácil tomar medidas para protegerlos, darles apoyo y garantizar su futuro y el de nuestra sociedad.

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