¿Cómo afecta el estrés al corazón? Enfermedades y peligros

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El estrés ha sido un factor clave en nuestra supervivencia y evolución como especie. Mal gestionado, sin embargo, puede suponer un problema para nuestra salud, especialmente teniendo en cuenta cómo afecta el estrés al corazón. Un peligro que se ha evidenciado a raíz del impacto de la Covid-19 en nuestras vidas y que ha dado paso a un dato preocupante: casi un 60% de la población española no trabaja su bienestar psicológico.

Si estás sometido a mucho estrés y te preocupa tu bienestar, recuerda que el seguro de decesos de Occident te ofrece una amplia cobertura médica. Con ella, tendrás acceso a atención médica especializada y podrás gestionar situaciones estresantes de la mano de un psicólogo profesional. Además, a continuación te explicamos cómo afecta el estrés al corazón y te damos consejos para reducirlo.

Cómo afecta el estrés al corazón

El estrés puede definirse como el conjunto de reacciones físicas y psicológicas que se ponen en marcha ante una situación que nos supera. Es una reacción útil, natural e instintiva que libera hormonas, como el cortisol o la adrenalina, necesarias para aumentar nuestro rendimiento ante una situación nueva o peligrosa.

Cualquier situación que nos obligue a adaptarnos rápidamente puede desencadenar estrés. Incluso los cambios positivos, como casarse o ascender en el trabajo, también son estresores. Pero además de estos estresores externos, también existe el estrés interno, fruto de una preocupación excesiva en nuestro interior.

Podemos diferenciar tres tipos de estrés. Cada uno de ellos presenta distintos riesgos asociados y puede generar problemas cardíacos diferentes.

  • Estrés agudo: es el más común. Aparece como reacción a una situación puntual de tensión, peligro o sufrimiento emocional. Suele durar poco y es fácil de tratar. Aun así, si perdemos el control puede derivar en problemas como el síndrome del corazón roto, del que hablaremos más adelante.
  • Estrés agudo episódico: cuando sufrimos estrés agudo de manera habitual o periódica, se considera episódico. Supone un problema frecuente para gente con personalidad “tipo A”, es decir, de carácter competitivo y perfeccionista. Estos individuos tienen más riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria: las arterias se endurecen y no llevan sangre al corazón, aumentando el riesgo de infarto.
  • Estrés crónico: el más dañino y el responsable de la mayoría de bajas por depresión. Consiste en padecer estrés ininterrumpidamente durante un largo periodo de tiempo. Si no se recibe tratamiento, puede deteriorar la salud física y mental de forma permanente. Al aumentar la presión sanguínea, la gente con estrés crónico está expuesta a sufrir un ictus o un ataque al corazón. Además, el estrés crónico está relacionado con actividades perjudiciales como el consumo de tabaco o alcohol.

Dolor de corazón por estrés

Como hemos mencionado, incluso situaciones puntuales de ansiedad aguda pueden conllevar problemas cardíacos. Uno de los más frecuentes es el dolor de corazón por estrés, también conocido como síndrome del corazón roto o miocardiopatía de takotsubo. Es una reacción a una emoción extrema que interrumpe el bombeo del corazón por un momento.

La gente que padece el síndrome del corazón roto presenta síntomas parecidos a un infarto: sufren dolor en el pecho y tienen dificultad para respirar. El miedo a estar sufriendo un ataque al corazón puede generar incluso más estrés y agravar el problema.

Por eso, es importante conservar la calma y acudir a un médico de inmediato. Afortunadamente, el dolor de corazón es tratable y suele solucionarse después de unos días.

El estrés y las enfermedades del corazón

El estrés puede desencadenar muchos tipos de enfermedades cardiovasculares. Los principales problemas en el corazón por estrés son los siguientes:

  • Problemas de circulación: las hormonas liberadas por el estrés impiden que el sistema circulatorio absorba aminoácidos esenciales. Por ese motivo, las arterias se estrechan y la circulación sanguínea se vuelve más difícil. Los problemas de circulación tienen consecuencias negativas en todo tipo de funciones del cuerpo y pueden llevar a sufrir otras enfermedades cardiovasculares.
  • Infarto o ataque cardíaco: el estrés no provoca directamente un ataque cardíaco, pero sí puede ser el desencadenante. Al estrechar los vasos sanguíneos, el estrés puede hacer que se rompa una placa dentro de una arteria coronaria y forme un coágulo que la obstruya. Esta obstrucción, conocida como arteriosclerosis, impide el paso de la sangre al corazón y provoca el infarto.
  • Ictus: un ictus es una interrupción del paso de la sangre al cerebro. De la misma manera que el ataque cardíaco, en la mayoría de los casos se produce por un coágulo. El estrés puede provocar ese coágulo y, por lo tanto, un ictus o infarto cerebral. También aumenta el riesgo de rotura del vaso sanguíneo, provocando un ictus hemorrágico. Al impedir el paso de sangre y oxígeno a las células cerebrales, un ictus puede causar daño cerebral permanente.
  • Tensión arterial alta: al sufrir estrés, el cortisol y la adrenalina aumentan el ritmo cardiaco y la presión arterial. Aunque normalmente la tensión se reduce después de un tiempo, la hipertensión puede generar otras enfermedades cardiovasculares y problemas de salud como la insuficiencia renal.
  • Arritmias cardíacas: las arritmias consisten en un fallo en los impulsos eléctricos que regulan los latidos del corazón. A menudo son inofensivas, pero el estrés puede desencadenar arritmias graves. Durante ellas el corazón puede incluso dejar de latir, produciéndose un paro cardíaco súbito. Por lo tanto, el paro cardíaco por estrés es indirecto pero puede suceder.

Algunos tips para manejar el estrés

El estrés puede provocar muchos problemas de salud, pero es fácil evitarlos si lo mantienes bajo control. Lo más importante es adquirir hábitos saludables que te ayuden a gestionar las situaciones de estrés. Entre ellos, los más eficaces son:

  • Mantener una actitud positiva: ver el vaso medio lleno te hace más feliz y protege tu corazón. Reír a menudo reduce los niveles de cortisol en la sangre y disminuye la inflamación de las arterias.
  • Hacer ejercicio: el mejor antídoto contra las hormonas del estrés son las endorfinas. La mejor manera de hacer que tu cuerpo las libere es mantenerse activo físicamente. Escoge la forma de ejercicio que más te guste: sufrirás menos estrés, tendrás una presión sanguínea más baja y fortalecerás tu corazón. Recuerda que no es necesario que el ejercicio sea de alta intensidad: los beneficios de andar 45 minutos al día son muchos y variados.
  • Adoptar una dieta saludable: comer sano ayuda a mantener el funcionamiento de tu organismo en todos los sentidos. Cuando tu cuerpo está sano, tu mente está libre de estrés. Puedes complementar una alimentación sana tomando infusiones naturales para combatir la ansiedad.
  • Desconectar: estamos rodeados de imágenes y datos que reclaman nuestra atención y que incluso nos convierten en víctimas de efectos como el reciente doomscrolling. La mejor manera de evitar el estrés de la sociedad moderna es aprender a tomarse un descanso. Alejarse del ordenador y la televisión un rato cada día es un desestresante natural y necesario.
  • Meditar: la meditación reduce la tensión arterial y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Prácticas de relajación como el yoga son a la vez una actividad física y una forma de evadirse del mundo, por lo que son doblemente eficaces para combatir el estrés.
  • Realizar actividades relajantes: los mejores métodos para evitar el estrés son los que funcionan para ti. Aficiones como escuchar música, leer, ir al cine o tomar un baño son buenas maneras de relajarse al final del día. Sólo tú sabes lo que te sienta mejor. Hazte un regalo de vez en cuando y sabrás que estás contribuyendo a tu salud.

Reducir el estrés, la mejor manera de cuidar el corazón

Evitar el estrés en la sociedad actual no es fácil, pero es imprescindible si queremos mantener una vida sana. Aunque útil y necesario para afrontar situaciones difíciles, dejar que nos controle puede tener consecuencias terribles para nuestra salud física y mental, en especial para nuestro sistema cardiovascular. Llevar una vida equilibrada y controlar la tensión y presión del día a día es la mejor forma de proteger nuestro corazón.

Además de adquirir costumbres saludables, la manera más eficaz de cuidar nuestro corazón es tener un especialista al lado. Por eso, no olvides que la cobertura médica de tu seguro de decesos también protege tu salud: Occident pone a tu disposición cardiólogos profesionales que se asegurarán de que tu corazón se mantiene fuerte, y especialistas en psicología para ayudarte.

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