Incorporar alimentos probióticos en nuestra dieta puede suponer un punto clave a la hora de cuidar nuestra salud. Junto a los micronutrientes, los alimentos probióticos son los mejores aliados para cuidar de ella. Puede que hayas oído hablar de ellos, pero no sepas en qué son ni cómo benefician a tu organismo. No te preocupes: en este artículo te damos todas las claves para incorporar los alimentos probióticos a tu dieta.
Si necesitas asesoramiento dietético profesional, recuerda que Occident te da acceso a una consulta dietética anual 100% reembolsable.
Definición de los probióticos
La Organización Mundial de la Salud define los probióticos como microorganismos vivos que, ingeridos en una cantidad suficiente, tienen efectos beneficiosos en la salud. Los probióticos principales son los lactobacilos, las bifidobacterias y las levaduras. Estas llamadas “bacterias buenas” se encuentran en nuestro organismo de forma natural, como parte de la flora intestinal o microbiota. Llevan a cabo funciones muy importantes en el intestino grueso: producen vitaminas, regulan el metabolismo y fortalecen el sistema inmune.
Pero los probióticos no se encuentran sólo en el cuerpo humano; también están presentes en alimentos que han pasado por una fase de fermentación. Al consumir estos alimentos probióticos, enriquecemos nuestra flora intestinal y aumentamos nuestras defensas. A continuación, te indicamos los alimentos más ricos en probióticos, para que puedas incorporarlos a tu dieta y cuidar de tu flora intestinal como se merece.
¿Cómo añadir los probióticos a nuestra dieta?
Como hemos mencionado, todos los alimentos probióticos tienen algo en común: se han enriquecido con microorganismos a través de la fermentación. Eso no significa que una dieta probiótica sea aburrida y monótona, porque hay muchísimos alimentos que pasan por ese proceso.
Entre ellos, quizás el alimento probiótico más popular es el yogur, muy rico en lactobacilos y bifidobacterias. El mejor, sin duda, es el yogur blanco sin azúcares ni sabores añadidos. Y los aficionados a los lácteos están de suerte, porque otros lácteos también son alimentos probióticos. Por ejemplo, el queso blando no pasteurizado o el kéfir de leche contienen bacterias lácticas y levaduras muy beneficiosas para la salud intestinal. Todos son fáciles de encontrar en el mercado, y su sabor los convierte en la mejor opción si lo que buscas son probióticos para niños.
Y ya que hablamos de probióticos para niños, ¿quién no ha merendado alguna vez pan con chocolate? El chocolate negro tiene casi cuatro veces más probióticos que los lácteos. Acompañado con pan de masa madre, puede convertirse en la merienda probiótica perfecta para pequeños y mayores.
Si lo que queremos son sabores más atrevidos, hay una variedad asombrosa de probióticos para adultos. Encurtidos como las aceitunas o los pepinillos son una fuente ideal de levaduras, aunque hay que consumirlos con moderación por su alto contenido en sal. Más allá de estos alimentos clásicos, probióticos como el chucrut, el kimchi o el miso japonés te permitirán cuidar tu flora explorando la cocina internacional. ¡No podrás quejarte de falta de opciones!
Por supuesto, consumir estos alimentos no es la única manera de incorporar probióticos a nuestra dieta. Si lo que quieres es tomarlos de manera más concentrada, muchas farmacias ofrecen suplementos probióticos para niños y adultos. Con ellos te será aún más fácil seguir una alimentación completamente saludable.
Los alimentos probióticos, el mejor aliado
Ya has visto que añadir probióticos a tu dieta es pan comido, y que incluso ayudará a aportar variedad a tus recetas. Hay alimentos probióticos de todas las variedades y para todos los gustos. Si empiezas a consumirlos, pronto pasarán de ser una alternativa saludable a convertirse en un ingrediente esencial de tu rutina alimentaria. Si aun así te quedan dudas sobre tu alimentación o necesitas una dieta especializada, recuerda que tu seguro con Occident te permite acudir a una visita reembolsable con un especialista dietético.