La esperanza media de vida en España es una de las más altas del mundo. No solo eso: la dieta mediterránea, nuestro entorno natural y otros factores han conseguido que, además, se entre en la tercera edad con un estado de salud óptimo. Se estima, precisamente, que en unos años la silver economy será el motor del crecimiento económico.
De ahí que se hayan creado alternativas a las residencias más tradicionales optando, por ejemplo, por viviendas y urbanizaciones para mayores que permiten a los usuarios mantener su independencia y, en definitiva, apostar por el envejecimiento activo.
En este artículo comentaremos algunas de las características más destacadas de estas viviendas para mayores, que junto a la cobertura de ayuda a domicilio que cubre el seguro de decesos familiar es una de las maneras de cuidar de los tuyos lo mejor posible.
Viviendas y urbanizaciones para mayores
Las urbanizaciones para mayores son un concepto que funciona desde hace décadas en países del norte de Europa. En España comenzaron a surgir con el nuevo siglo, primero de la mano de inmobiliarias y después también por firmas especializadas en el cuidado de los mayores.
La definición de vivienda para mayores es evidente: edificios de apartamentos para jubilados que no quieren irse a una residencia, pero sí contar con algunos de los servicios que prestan estas como asistencia médica, seguridad o limpieza, entre otros.
Algunos ejemplos de apartamentos para la tercera edad son las viviendas tuteladas, en las que los usuarios deciden qué tipo de servicios reciben. También hay viviendas compartidas para personas mayores, que quieren disfrutar de una vida independiente y tener contacto con otros que buscan lo mismo. Incluso hay residencias que cuentan con apartamentos independientes o compartidos, dependiendo de las preferencias y el poder adquisitivo de los inquilinos.
¿Cómo acceder a las urbanizaciones para mayores?
Para acceder a este tipo de viviendas con servicios es necesario cumplir con una serie de requisitos. Como es lógico, debe haberse cumplido la edad de jubilación. En caso de matrimonio, bastaría con que uno de los cónyuges estuviese jubilado. Aunque hay urbanizaciones para mayores que aceptan vecinos a partir de los 60.
También es necesario que las personas que lo solicitan puedan valerse por sí mismas, al menos para realizar las tareas cotidianas. En los apartamentos para la tercera edad se pueden cubrir algunas necesidades, pero no se asiste como en una residencia.
En cuanto al régimen al que se puede acceder, lo habitual es que viviendas de alquiler. La cuota mensual incluye una serie de servicios como enfermería, acceso a salas comunes, restaurante o mantenimiento. Otros son opcionales, como limpieza o sesiones de rehabilitación.
Es habitual que algunos como seguridad, mantenimiento, cocina, limpieza y enfermería estén siempre presentes. Bien incluidos en el precio o como servicios adicionales.
Aunque es menos frecuente, también hay edificios de apartamentos para jubilados en propiedad. Ciudades como Barcelona acogen estas instalaciones, en las que los propietarios e inquilinos comparten zonas comunes como sala de televisión, gimnasio o lavandería, mientras disfrutan de la libertad de vivir en su propia casa. Sin horarios ni restricciones.
Independencia y autonomía, claves del envejecimiento activo y la silver economy
Se estima que el 40% del consumo mundial lo realizan personas mayores de 65 años. Este dato, sumado al aumento de la longevidad, ha supuesto el nacimiento de la economía plateada o silver economy. Es decir, actividades y servicios destinados a las personas mayores de 55 años que, en la actualidad, representan casi el 25% del PIB en Europa y que en España son casi 16 millones de personas.
Las urbanizaciones para mayores en España representan una iniciativa que, aunque todavía no está extendida de una manera generalizada, sí que supone una alternativa cada vez más demandada.
No solo eso sino que banca y compañías de seguros están adaptando sus servicios a este tipo de cliente. Teleasistencia en el hogar, atención a personas mayores, convalecencia posthospitalaria, etc.
