Si hay algo que todos los seres humanos comparten, ese “algo” es la búsqueda de la felicidad; pero, como expresaba Buda Gautama, “no hay un camino a la felicidad: la felicidad es el camino”. Sin embargo, los senderos para alcanzar la felicidad son muy variados. Las épocas, las culturas, las edades o los países son algunos de los factores que influyen en la creación de una definición propia de este estado de plenitud. Muchos la buscan en la religión, en la familia o en el trabajo, otros en el arte, en los amigos o en el deporte. ¿Cómo conseguirla) Todo parece indicar que los japoneses han dado con la clave gracias al método Ikigai. Te contamos en qué consiste y las pautas para aplicarlo con éxito.
¿Qué es el Ikigai?
El término Ikigai (生き甲斐) está formado por dos vocablos procedentes del japonés: iki (生き) que significa “vida” y gai, que se entiende como “valor”. Por otro lado, el término gai procede de la palabra kai (甲斐) «concha», elemento marino que en el antiguo Japón era de gran valía, por lo que con el tiempo Ikigai se ha convertido en una palabra para expresar “el valor de vivir”, “la razón para vivir” o “la razón de ser”. De acuerdo con la cultura japonesa, todos tenemos un Ikigai personal, pero el método para encontrarlo requiere una búsqueda interna y profunda que suele prolongarse durante años. Se dice que, cuando descubres tu propio Ikigai, éste proporciona una gran satisfacción y le otorga mayor sentido a la vida.
Para entender lo que es esta corriente de pensamiento, debes considerar cuatro aspectos fundamentales: es aquello que amas, aquello en lo que eres bueno, lo que necesita el mundo y por lo que te pueden pagar. Una vez se desarrolla en su totalidad, sentirás pasión, que realizas una profesión que, a la vez, es tu vocación y que desempeñas una misión en el mundo. Si, en cambio, careces de alguno de estos cuatro aspectos, puedes sentir vacío, incertidumbre, inutilidad o vivir con cierta tristeza o pobreza.
Cómo encontrar la razón para vivir
El método Ikigai consiste en la realización de un viaje interior hacía el pasado, presente y futuro de uno mismo. Su aplicación requiere un modo de vivir muy especial:
El planteamiento de los objetivos
Una de las claves para conseguir tus objetivos reside en la actitud que tomas ante ellos. Debes ser ambicioso y apuntar a lo más alto, pues sea cual sea tu aspiración, tu fin, con constancia y perseverancia podrás alcanzarlo. Es más, si dedicas tiempo a trabajos o tareas que realmente no te apasionan, ni te llenan, puedes acabar desmotivándote. Si crees en aquello que persigues, todo es posible, y las barreras desaparecen. Recuerda que no existen las limitaciones, son simples creaciones de tu mente, que a veces te impiden seguir adelante. Un ejemplo de ello son aquellos sueños, retos o deseos que tuviste en un pasado, y que incluso cuando parecían imposibles, pudiste alcanzar.
Ahora bien, para conseguir aquello que te propones, es imprescindible tener una actitud alegre y positiva; ante todo, recuerda que el secreto está en disfrutar del camino. Si a lo largo de esta búsqueda empiezas a sentir ansiedad, tristeza o estrés, detente, respira y relájate; no quieras hacer más actividades de las que debes o puedes, pues abusar de la multitarea te alejará de tu Ikigai. Una buena solución es practicar mindfulness, yoga u otras actividades relajantes y reflexivas; estas te ayudarán a verlo todo con perspectiva, a vivir el presente con tranquilidad, y a conseguir tus sueños.
La lucha por los sueños
Mantener el equilibrio en la lucha por los sueños es muy importante, hay que saber combinar la constancia con el vértigo y fascinación ante lo desconocido. Por un lado, la aplicación del método Ikigai requiere grandes dosis de perseverancia, aunque si de verdad amas algo, es sencillo persistir, incluso cuando alcanzarlo implica un gran esfuerzo. El científico Daniel Levitin determinó que hace falta dedicar 10.000 horas a cualquier actividad para hacernos expertos. Por consiguiente, si no eres capaz de dedicarle un tiempo mínimo a aquello que te has propuesto, puede que aquello por lo que luchas no sea tu verdadera pasión o sueño.
Por otro lado, el método Ikigai requiere salir de la zona de confort y ser espontáneo. Debes atreverte a vivir nuevas experiencias y aventuras, incluso a sentir un poco de miedo. El Ikigai implica estar abierto al mundo, hablar con nuevas personas, visitar lugares desconocidos… en definitiva, se trata de romper con la monotonía. Y es que, al final, la perseverancia excesiva puede desembocar en aburrimiento y eso ralentiza el alcance de nuestros objetivos.
El trato con los demás
Según Jim Rohn, las cinco personas con las que más coincidimos nos aportan un trocito de los que somos. Lo ideal es que te rodees de aquellos que representen lo que quieres alcanzar, en la medida de lo posible. Si son optimistas y persiguen sus objetivos, mejor. Sin embargo, estas personas también pueden ayudarte realizando críticas constructivas. Todas ellas son valiosas, especialmente las negativas, pues estas permiten discernir aquello en lo que debes y puedes mejorar. En pocas palabras, se puede decir que el ego no es un buen aliado para alcanzar el Ikigai.
En el camino aparecerán maravillosas casualidades sin esperarlas, imprescindibles para llegar al Ikigai. Sin embargo, requieren movimiento y riesgo, pues sólo ocurrirán si te centras y diriges hacia aquello que te motiva. De vez en cuando, deberás tomar decisiones cruciales para vivir tu pasión.
¿Cuánto te falta para alcanzar el Ikigai? Te proponemos la posibilidad de recibir otros consejos para ayudarte en tu camino hacia la felicidad plena. ¡Suscríbete ahora a nuestra Newsletter y vive al día, descubriendo lo que de verdad importa!