¿En qué consiste la cobertura de daños propios de los seguros de coche?
La cobertura de daños propios en los seguros de coche es aquella que cubre los daños propios al vehículo, es decir, aquellos daños materiales que hemos causado nosotros mismos a nuestro coche (o moto), como por ejemplo, al rozar una columna mientras aparcamos. Sin embargo, también se puede considerar que son los que le ha provocado un tercero al que no podemos identificar y algunos daños atmosféricos como los causados por el granizo.
Con esta cobertura, propia de los seguros a todo riesgo, los conductores obtienen un gran respaldo por parte de las aseguradoras, que se hacen responsables del coste económico de una reparación sobre nuestro vehículo en los supuestos comentados. Esta cobertura marca una gran ventaja con respecto a los seguros a terceros, donde sólo cubrimos los daños que provoquemos en otros coches, pero no del nuestro.
¿Qué beneficios me aportará este tipo de cobertura?
Imagínate a Alberto, de 32 años, un buen conductor que no ha sufrido nunca un incidente en la carretera y que confía en un seguro muy completo. Un día provoca un accidente automovilístico y golpea al coche que le precede en un semáforo. Al contar con una póliza a todo riesgo, la aseguradora de Alberto se hace cargo tanto del pago de las reparaciones de su coche (con la cobertura de daños propios) como de los daños originados en el otro coche (en este caso gracias a la responsabilidad civil).
Si solo hubiese contado con un Seguro a Terceros con las coberturas más básicas, debería hacer frente al alto coste de reparación de su coche, lo que supondría un duro revés para su economía. El perjuicio podría haber sido más grave si el vehículo fuese declarado siniestro total, en cuyo caso no contaría con la ventaja de una indemnización por el mismo.
¿Qué casos no quedan cubiertos por la cobertura de daños propios de los seguros de coche?
Es importante que conozcas bien las características de cada una de las coberturas que conforman tu seguro de coche, especialmente si decides personalizar tu póliza del coche; y en este sentido, te explicamos cuáles son las reparaciones que puede necesitar tu vehículo que no quedan cubiertos por los daños propios y cuál es la protección que puedes encontrar por otras vías para garantizar tu tranquilidad económica ante estos imprevistos:
– Las averías de maquinaria propias del vehículo que no correspondan a daños producidos por un accidente. En este otro post te contamos cómo prevenir estas averías gracias a las revisiones periódicas.
– Los daños consorciables, referidos a los que son causa de actos terroristas o daños meteorológicos atípicos (menos los provocados por el granizo, ya mencionados anteriormente) que se encuentren incluidos en el Consorcio de Compensación de Seguros, que es quien debe asumir su reparación.
Una cobertura que es sinónimo de seguro a Todo Riesgo
Como ya sabes, la cobertura de daños propios es prácticamente un sinónimo de Seguro a Todo Riesgo. Es de gran eficacia y utilidad porque asegurará tu coche de forma que cubra los daños que hayas provocado involuntariamente. Además, estas pólizas suelen incluir coberturas para daños ocasionados por un incendio, un robo y hasta una rotura de lunas.
No dudes en consultar con tu aseguradora de confianza sobre cualquier cuestión que te surja en cuanto a estos tipos de seguros de coche y a la cobertura, y empieza a disfrutar de mayor tranquilidad cuando conduzcas.