Nadar, andar en bicicleta y el yoga, entre los deportes preferidos de la tercera edad
Las personas que llegan a la tercera edad y quieren seguir disfrutando de salud, irradiar felicidad y proteger sus capacidades humanas deben practicar ejercicio moderado pero de forma regular. El deterioro físico de los ancianos es una realidad inquebrantable y universal: no obstante ésta puede ser llevada de forma sana y equilibrada, corrigiéndola y postergándola unos años más.
El deporte no sólo mejora la salud o las capacidades funcionales, también aporta felicidad y calidad de vida, independencia y diversión, y lucha contra el inmovilismo sedentario y la pereza humana.
A continuación te mencionamos otros beneficios que aporta la práctica de deporte en las personas de tercera edad.
-Aumenta el estado de bienestar general, reduciendo considerablemente la posibilidad de sufrir depresiones, ansiedades o padecer estrés nervioso.
-Disminuyen las probabilidades de padecer demencia durante la vejez, y disminuye en un 40% la posibilidad de morir por una enfermedad cardiovascular.
-Controla el peso del cuerpo y rebaja la grasa corporal.
-Mejora la salud física, psicológica y emocional fortaleciendo la autoestima y la imagen corporal.
-Trabaja la fuerza muscular aportando mayor flexibilidad y elasticidad, y mejorando el sistema inmunológico, y la eficacia cardiorrespiratoria.
-Reduce el colesterol en sangre controlando los niveles de azúcar y lípidos.
Existe un amplio abanico de ejercicios diversos que toda persona mayor puede practicar siempre que sea de forma moderada, consciente, sin un peso ni carga excesiva, ni una frecuencia intensa. Lo inteligente y más eficaz es escoger actividades que aporten diversión y felicidad en el día a día, que les permitan disfrutar de la vida y entablar nuevas amistades sociales.
Caminar, montar en bicicleta, bailar, nadar, practicar yoga o taichí, realizar gimnasia de poco impacto o ejercitar los músculos en el agua mediante el aquafitness son buenas opciones que se pueden implementar en el estilo de vida de una persona de tercera edad.
A causa del riesgo cardiovascular y de la posibilidad de padecer osteoporosis, es aconsejable acudir previamente al médico de cabecera que posea el historial clínico de la persona, para evaluar así las capacidades de está para poder realizar ejercicio y definir los más adecuados según sus condiciones personales. El seguimiento debe ser constante, como mínimo dos veces al año y siempre que se presente cualquier anomalía o extrañeza.