Cuidar de alguien suele ser un motivo de satisfacción tanto para nosotros, que nos sentimos útiles, como para la persona dependiente, que ve sus necesidades cubiertas. Sin embargo, también puede acabar generando síntomas de desgaste físico y mental muy intensos para el cuidador, hasta el punto de llevarle a una situación límite. El día a día de atender a una persona dependiente supone una gran lucha y esfuerzo, y puede derivar en lo que comúnmente se conoce como el síndrome del cuidador quemado.
Este problema, también conocido como síndrome del cuidador, se intensifica cuando la persona que se encarga de cuidar a otra convive con ella. Del mismo modo, puede llegar a aparecer cuando se cuida de ancianos que viven solos.
Síndrome del cuidador quemado: síntomas
Los síntomas del síndrome del cuidador quemado dan la voz de alarma de que se está llegando al límite del agotamiento y desgaste físico y mental. Por eso es fundamental conocerlos e identificar si lo estás padeciendo.
El síndrome de sobrecarga del cuidador afecta a la persona en varios ámbitos, como el físico, el mental e incluso las costumbres sociales.
Algunos de los síntomas físicos son:
- Sensación de agotamiento continuo, una fatiga que puede llegar a ser extrema.
- Trastornos de la alimentación, bien por un aumento del apetito o por perder las ganas de comer.
- Problemas para conciliar el sueño por la noche, con la sensación de somnolencia a lo largo del día.
- Dolores de cabeza y musculares, así como problemas digestivos.
- Abuso de sustancias como el café, el alcohol o fármacos, algunos para dormir y otros para tratar de controlar los nervios.
En el apartado emocional, los síntomas del síndrome del cuidador quemado son:
- Cambios rápidos de humor e irritabilidad, llegando a magnificar a menudo situaciones que tienen poca importancia.
- Sentimientos negativos de culpa o tristeza.
- Problemas para recordar a menudo cosas que antes se retenían con facilidad.
- Dificultad para mantener la concentración, incluso en actividades de las que antes disfrutabas.
A nivel social, el síndrome del cuidador también puede afectar, llevando a la persona a no querer hacer cosas que antes le gustaban. Incluso se puede llegar a un aislamiento social o a tratar a familiares y amigos de forma desconsiderada, cuando antes no se comportaba así.
Estos síntomas de desgaste físico y mental no tienen que aparecer juntos. Dependiendo del grado de dependencia y la situación personal de cada uno, se pueden sufrir unos u otros.
Sin embargo, las consecuencias del síndrome del cuidador quemado pueden agravarse si no se trata en cuanto empiezan a aparecer estas señales.
Síndrome del cuidador: cómo tratarlo
El tratamiento para el síndrome del cuidador quemado se puede resumir en una palabra: cuidarse.
Claro, dicho así parece sencillo. Pero no es tan fácil cuando cada día hay otra persona que demanda tu atención. Por eso, es muy importante tomar acción y seguir algunos consejos:
- Ser consciente de que hay límites, tanto para las demandas de la persona dependiente como de las fuerzas de quien presta los cuidados. Es fundamental saber decir que no a determinadas cosas sin tener sentimiento de culpa. También hay que pedir ayuda cuando haga falta.
- Es esencial cuidar la alimentación y la actividad física del cuidador. Si no se hace, el cuerpo acumula toxinas y carga emocional, llegando al punto de explotar cuando ya no pueda más.
- Descansar también es necesario. Por eso, fijar determinados huecos para actividades propias y algún día a la semana lejos de la persona a la que se cuida es importante.
- Hacer lo posible por fomentar la autonomía del dependiente, en función de su situación. Aunque haga las cosas muy despacio o incluso mal, lo mejor es animarle a que se encargue de todo lo que pueda.
¿Cuáles son las ayudas para los cuidadores de personas dependientes?
Para evitar el síndrome del cuidador, puedes aprovechar las ayudas que proporciona el Estado o las CCAA. También puedes contar con los servicios que te proporciona el seguro Salud bienestar Sénior de Occident, como:
- Servicios a la dependencia para atender a la persona mientras trabajas o realizas otras actividades necesarias.
- Asesoramiento legal sobre los servicios asistenciales a los que puedes acceder según la Ley de Dependencia.
- Asistencia domiciliaria continua. Nos encargamos de buscar el perfil adecuado y te guiamos en el proceso de selección.
- Dispositivo GPS con botón de emergencia, detector de caídas, sistema de comunicación, localización o consulta para los familiares.
Estos y otros servicios te ayudarán a combatir el síndrome del cuidador y harán vuestra vida más fácil.
¿Y si la dependencia es completa?
Cuando la situación de una persona es de dependencia total, puede ser necesario analizar la posibilidad de una residencia, en la que se atienden las necesidades de la persona en función del grado que tenga. Estas pueden estar concertadas con los servicios asistenciales de la comunidad autónoma o gestionadas de forma directa por esta.
Los cuidados del cuidador son tanto o más importantes que los de la persona dependiente. No permitas que la sobrecarga te pase factura.