Aunque tener una alimentación sana y cuidar de nuestra salud siempre nos ha preocupado, desde hace unos años, vigilar lo que comemos se ha convertido en algo mucho más importante. Miramos más las etiquetas de los productos para comprobar su composición y evaluar si se trata de alimentos nutritivos. Para hacerlo más fácil, la UE, la OMS y otras organizaciones recomendaron cambiar las etiquetas e incluir un semáforo nutricional que indique el valor nutricional de los alimentos. Así nació la iniciativa Nutri Score en los alimentos.
¿En qué consiste esta evaluación de alimentos? ¿Es el semáforo nutricional una herramienta útil de verdad? ¿Hay que seguir sus recomendaciones al pie de la letra si quiero cuidar de mi salud?
¿En qué consiste el etiquetado Nutri Score?
El etiquetado Nutri Score es un código que se coloca en la parte delantera de un envase y que mediante un sistema de colores y letras evalúa el valor nutricional de un alimento procesado.
El color verde intenso acompañado de la letra “A” indica que se trata de un alimento saludable, mientras que la peor valoración se muestra marcando en rojo y con una letra “E” al producto en cuestión.
La evaluación de alimentos mediante el semáforo nutricional evalúa determinados nutrientes que suben o bajan la nota en función de su cantidad por cada 100 gramos:
- Grasas saturadas, sal, azúcar o muchas calorías se consideran negativos y bajan la nota en el semáforo de los alimentos.
- En la parte positiva están el contenido en fruta y verdura, fibra y proteínas, por ejemplo.
Un algoritmo se encarga de valorar la composición y de indicar cuál de los 5 colores aplica Nutri Score a los alimentos. Un producto de fruta sin azúcar añadido tendrá un etiquetado verde, mientras que otro con alto contenido en grasa destacará en el semáforo con el color naranja o rojo.
¿Es fiable el semáforo nutricional?
El etiquetado Nutri Score no es obligatorio, aunque no se descarta que lo sea en el futuro. Además, en varios países ya se aplica, y España lo está empezando a implantar. Por eso ya hay empresas que muestran el semáforo nutricional en sus etiquetas, y su aparición no está exenta de polémica porque algunos productos con alto valor nutricional aparecen con peor valoración que alimentos ultra procesados.
Uno de estos alimentos es el aceite de oliva, al que Nutri Score le da como valoración un color naranja y letra “D”, mientras que a los refrescos de cola cero el algoritmo les concede una “B” verde claro. Es decir, alguien mirando el semáforo de los alimentos llegaría a la conclusión de que es mucho más saludable beber un refresco con edulcorantes artificiales que aliñar una ensalada con aceite de oliva. El problema de este algoritmo es que no diferencia entre grasas saludables o hidrogenadas, ni tampoco hace distinción entre azúcar natural y añadido. Por tanto, no es buena idea dejar tu elección solo a lo que muestra la etiqueta Nutri Score.
Este semáforo nutricional puede ser de ayuda si quieres comparar una misma categoría de productos y quedarte con el que tiene mejor valoración. Por ejemplo, si quieres comer sano sin renunciar a darte de vez en cuando un capricho, como una pieza de bollería, será mejor que elijas el que tenga destacada la “B” al que esté marcado en rojo con una “E”.
Comer sano no es cosa de algoritmos
En resumen, una alimentación saludable implica más que mirar un semáforo nutricional. Puede ser de cierta ayuda para evaluar opciones de compra, pero no se puede dejar en manos de un sistema automático la decisión de lo que es saludable y lo que no. La mejor manera de comer sano es conociendo bien los alimentos que consumes.