Llegas a casa después de una jornada de trabajo estresante. Has discutido con alguien y tienes los nervios a flor de piel. Has pasado una mala noche y tu mente no está muy clara. Abres la nevera y te pegas un atracón, como si llenar el estómago pudiera hacerte olvidar.
¿Te suena la escena? Se trata de hambre emocional, un trastorno bastante común que tiene que ver con la mente, y no con el hambre física. En este post hablaremos sobre cómo controlar y decir adiós al hambre emocional.
Consejos para controlar el hambre emocional
Como ya comentamos en nuestro artículo sobre las diferencias entre hambre emocional y física, en el hambre emocional las causas no tienen que ver con la necesidad de alimentarnos, sino que es una respuesta a cierto estado de ánimo. Comemos sin tener hambre, de un modo impulsivo. Después, en lugar de sentirnos mejor nos abruma una sensación de culpa que agrava aún más el problema.
Por eso es importante estos impulsos, empezando por aprender a gestionar las emociones y no dejarnos llevar por ellas. Pararse y respirar de forma relajada un par de veces puede ayudarte a controlar el hambre emocional.
Otro consejo que puede ayudar es ocupar tu mente con alguna tarea que te distraiga y te acompañe en el proceso de decir adiós al hambre emocional. Por ejemplo, puedes salir a dar un paseo, llamar a alguien o realizar alguna actividad que te guste. Tu cabeza no le dará vueltas a otras cosas y podrás evitar el impulso de comer.
También es muy útil beber agua. Además de sentir tu cuerpo saciado, puedes aliviar la ansiedad y decir adiós al hambre emocional.
Test sobre el hambre emocional
Para identificar este impulso y cómo superarlo es necesario saber cuándo tienes este tipo de hambre. Este test sobre hambre emocional te puede ayudar. Para realizarlo, deberás hacerte estas preguntas:
- ¿El hambre llega de repente y necesitas comer de inmediato?
- ¿Sientes el deseo de comer alimentos poco saludables, como dulces o comidas con muchas calorías?
- ¿Comes porque tu cuerpo te lo pide, o es la mente la que te impulsa a abrir el frigorífico y darte un atracón?
- ¿Sientes culpa o vergüenza después de haber comido?
- Después de haber comido, ¿sigues teniendo sensación de vacío aunque hayas ingerido mucho?
Si la respuesta a una o varias de estas preguntas del test es sí, lo más probable es que se trate de hambre emocional.
Recurre a un profesional para gestionar tus emociones
La mejor manera para saber cómo tratar el hambre emocional es ponerte en manos de un experto. Por un lado puede ser de ayuda acudir a un nutricionista que te ayude a equilibrar la alimentación, y por otro puede ser necesario contar con un psicólogo para aprender a gestionar las emociones, que son las principales responsables de este problema, y controlar el hambre emocional. Algunas veces puedes necesitar a ambos, sobre todo si además de problemas de ansiedad tienes malas costumbres alimentarias.
Si te hace falta ayuda psicológica, con tu seguro de asistencia sanitaria de Occident dispones de un completo cuadro de especialistas en salud emocional.
No dejes que tu mente y la comida te controlen
La comida es un placer, y comer de forma adecuada no tiene nada de malo, por supuesto. El problema está en dejarte llevar por las emociones y dejar que el hambre emocional controle tu vida.
Controlar el hambre emocional no siempre es fácil, pero con la ayuda adecuada podrás recuperar las riendas de tu vida y de tu salud.