Existen ciertas patologías que, a pesar de ser desconocidas por la población, son más comunes de lo que parece. Uno de estos problemas de salud es el síndrome de piernas inquietas, una enfermedad que afecta a mucha gente, aunque es bastante poco conocida.
En este artículo vamos a hablar acerca del síndrome de piernas inquietas, sus síntomas, tratamiento o si tiene cura. También veremos en qué te puede ayudar el seguro de asistencia sanitaria en caso de padecerlo.
Piernas inquietas: en qué consiste
El síndrome de piernas inquietas consiste en una sensación incómoda que obliga a mover las piernas sin poder controlar este impulso. Como norma general sucede cuando se está sentado o tumbado, al atardecer o por la noche.
El motivo por el que se necesita mover las piernas de manera impulsiva es que la sensación de incomodidad desaparece de forma temporal con esta acción. Las piernas inquietas se pueden presentar en cualquier momento de la vida, y con el paso del tiempo se va agravando el problema, hasta llegar a afectar a la calidad del sueño.
Síntomas y causas
Cuando se pregunta a quienes padecen el síndrome de piernas inquietas, síntomas como picores, dolor o tirones suelen ser las respuestas más habituales. También es común que se hable de hormigueo o sensación de pulsos eléctricos en la piel, como si estuvieran sufriendo descargas.
No obstante, es posible que quien padece piernas inquietas no sea capaz de describir los síntomas de forma concreta. Tan solo suelen decir que sienten una incontrolable necesidad de moverlas.
En cuanto a las causas, lo cierto es que en muchas ocasiones no existe un motivo por el que se presenta este síndrome. Aunque hay sospechas de que se puede deber a un problema de dopamina, una sustancia presente en el cerebro responsable de enviar señales para controlar los movimientos, y cuya falta también está relacionada con enfermedades como el Parkinson.
Hay ocasiones en las que existe un componente hereditario para el síndrome de piernas inquietas. Sobre todo si la enfermedad aparece antes de cumplir los 40, es muy probable que se deba a que en la familia se han dado casos con anterioridad.
En el caso de mujeres embarazadas, sobre todo en el tercer trimestre, se puede padecer de piernas inquietas. Como norma general, los síntomas desaparecen tras el parto.
Grados del síndrome
El síndrome de piernas inquietas puede tener diversos grados, que van desde unas ligeras molestias hasta incapacidad para desarrollar labores cotidianas. En el grado más grave puede haber un claro deterioro, sobre todo a nivel psicológico con la aparición de depresión o derivar en enfermedades de mayor gravedad, como el Parkinson, debido a los desajustes en el nivel de dopamina en el cerebro.
Tratamiento y remedios
Cuando el síndrome de piernas inquietas se debe a una deficiencia de hierro, basta con tomar suplementos bajo prescripción médica para sentir un gran alivio de los síntomas.
En otros casos puede ser necesario tomar algún fármaco para aumentar el nivel de dopamina, como la rotigotina en parches o en comprimidos. En los más graves, el médico puede prescribir pastillas para dormir o narcóticos. En estos casos es fundamental seguir un control estricto para evitar la adicción.
Además de los medicamentos, existen algunos remedios que pueden aliviar las molestias que producen las piernas inquietas. Además, es importante cuidar la alimentación.
¿El síndrome de las piernas inquietas se cura? ¿El seguro de salud lo cubre?
En función de las causas que lo producen, el síndrome de piernas inquietas se cura con un tratamiento adecuado. En otros casos no existe un remedio definitivo, pero se pueden aliviar mucho los síntomas.
En el caso del Seguro de Asistencia Sanitaria de Occident, puedes acudir a un especialista del cuadro médico para que te haga una valoración y seguimiento si padeces esta afección.
La importancia de tener apoyo
Debido a que en la mayoría de los casos el síndrome de piernas inquietas es un problema crónico de salud, es importante recibir apoyo y no ocultar la enfermedad. Además de ponerse en manos de un profesional y seguir sus pautas para afrontar el síndrome de la mejor manera posible.