Lo caja negra de los coches autónomos mejorará la seguridad y detectará averías
Los conductores europeos ya están pensando en cómo les gustaría que fueran los coches que van a conducir en unos años. Dado el avance tecnológico en el que estamos inmersos, no es de extrañar que sus expectativas vayan más allá de un simple cambio en el sistema de frenado y que deseen coches autónomos con sistemas tan sofisticados como una caja negra similar a la de los aviones.
La aceptación de este tipo de dispositivos va en aumento y, ahora, un número cada vez más creciente de conductores espera que formen parte de los coches que estarán en circulación dentro de 25 años.
El reconocimiento de la funcionalidad del dispositivo
Las cajas negras arrastran el mito de ser un elemento fiscalizador que pone en jaque la privacidad de los datos, pero cada vez más los conductores las perciben como un elemento funcional diseñado para protegerles en más de un aspecto. Así, se espera que las cajas negras acaben siendo en pocos años un elemento capaz de detectar averías, hacer un seguimiento del conductor o reconstruir accidentes.
En definitiva, hay que destacar que los conductores europeos están primando cada vez más la funcionalidad de sus automóviles y la posibilidad de sentirse seguros en la conducción frente a aspectos que hasta ahora se consideraban como una intromisión en la privacidad. En este nuevo contexto, la aportación de las cajas negras diseñadas para automóviles puede ser fundamental.
De hecho, destaca también el cada vez más creciente interés de los ciudadanos en conducir vehículos inteligentes, capaces de ser autónomos en la conducción y liberarles de las tensiones que viven ahora en el volante, aumentando además su seguridad durante el viaje. En este futuro ideal, los coches garantizan una movilidad sostenible y económica.
