Conducir con exceso de calor, un grave peligro
Las insolaciones y los golpes de calor son uno de los grandes peligros del verano, que pueden acabar afectando a nuestra salud. Pero aún resultan más peligrosos cuando conducimos, ya que pueden ser la causa de accidentes graves.
Si notamos que tenemos un exceso de calor, es mejor que no cojamos directamente el coche, y si los síntomas se manifiestan cuando estamos conduciendo, lo más recomendable es que aparquemos lo antes posible o hagamos que conduzca nuestro acompañante.
Los síntomas del exceso de calor
Es importante que sepamos identificar las características de una insolación o un golpe de calor en nuestro cuerpo. Lo más normal es que notemos calambres, náuseas y vómitos, y falta de coordinación, pero lo peor será si la insolación se manifiesta de golpe. En este caso, estaremos confusos, con dolor de cabeza y torpes, hasta el punto de que nos costará pensar con normalidad.
En los casos más graves, pueden aparecer convulsiones, alteraciones de la visión y pérdida de conocimiento, aunque no hace falta llegar a tanto para que la conducción con un exceso de calor sea un grave peligro para nuestra integridad física.
Qué hay que tener en cuenta
Debemos ser conscientes de que para tener un golpe de calor no hace falta una situación muy extrema. Simplemente salir de un espacio refrigerado y darnos de bruces con un ambiente de 40º es motivo más que suficiente para ello.
Si sabemos que tenemos que conducir, es muy importante que nos esforcemos por mantenernos tan frescos e hidratados como podamos antes de subir al coche. De hecho, esta es la única manera que tenemos de evitar que nuestro cuerpo acumule un peligroso exceso de calor que puede tener consecuencias en la seguridad de nuestra conducción.