¡Cómo hemos cambiado! A la hora de tomar decisiones en el terreno laboral, hoy mostramos otras prioridades. Nos movemos en valores parecidos a los de antes pero la escala se ha invertido y la perspectiva sobre nuestro trabajo es diferente. Ahí entran en juego intereses personales, más allá de un esquema fijo común a la sociedad, relacionados con el entorno de trabajo que influyen en nuestra motivación y bienestar. Se ha dado en llamar el salario emocional, el intangible que inclina la balanza y consigue que cojamos, por ejemplo, el camino propuesto por la compañía de seguros y no otro.
El salario emocional: Trabajar felices
Los departamentos de RRHH o dirección de personas, encargados de reclutamiento y captar talento en la empresa, han sido los primeros en detectar esta reveladora actitud. Quizá las nuevas generaciones, otra vez los rompedores millennials, sean protagonistas de una revolucionaria declaración de intenciones que llega para quedarse. El dinero no da la felicidad, aunque ayuda, estamos de acuerdo. Pero queremos trabajar felices para trabajar mejor, ser más innovadores y disfrutar de lo que hacemos el tiempo que estemos desempeñando un trabajo que tampoco nos planteamos para toda la vida. En definitiva, poner pasión es poner talento.
Merecido reconocimiento
El sueldo ha pasado a ser algo más a tener en cuenta pero no lo primero, ya no vivimos para trabajar sino a la inversa. Hoy queremos trabajar en empresas que reconozcan nuestra valía con un salario adecuado pero sobre todo buscamos aquellas estrategias que convergen en el salario emocional. Solo así somos más productivos y más comprometidos. Esta otra retribución se resumiría en la vía que ofrece la compañía al trabajador para compaginar y conciliar vida profesional y personal.
Nivel de engagement
Se trata de una propuesta laboral con un alto nivel de compromiso que ofrece múltiples ventajas al trabajador y también a la empresa:
- Aumento de nivel de eficacia del trabajador
- Incremento de la productividad laboral
- Mayor rentabilidad en los equipos de trabajo
- Reducción del absentismo laboral
- Menores costes de selección de personal
- Descenso de la rotación de trabajadores
- Mayor logro en consecución de objetivos
- Trabajadores felices, trabajadores sanos
- Fidelidad del talento frente a la competencia
Sí, suena muy bonito pero queremos saber cómo se concreta esta relación de optimismo laboral que desgrana el sueldo emocional. Entre otros beneficios que valoramos, se podrían destacar:
- Cierta flexibilidad laboral en horarios
- Reconocimiento de superiores
- Beneficios sociales, seguros, planes de jubilación
- Formación complementaria o alternativa
- Disposición de días libres
- Buen ambiente de trabajo
- Tickets restaurant o comedor
- Posibilidad de promoción
- Condiciones preferentes en compra de acciones
- Código flexible de vestimenta
- Viajes promocionales
Empatía corporativa
La retribución emocional responde a otro modo de fidelizar al trabajador, retener talento y afianzar la buena imagen de la empresa. Como trabajadores, nos sentimos cómodos y respetados; orgullosos por pertenecer a un proyecto empresarial y con un buen futuro laboral por delante. Una relación de equilibrio entre ambas partes, empresa y trabajador o colaborador, en la que todos salimos ganando. No es una fórmula matemática, ni funciona con el cien por cien de los colaboradores, si bien son técnicas válidas para una estrategia empresarial a largo plazo diseñada bajo la óptica de la coherencia. De nada serviría dar un paso en esa dirección si la compañía y el trabajador no van de la mano.
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