Ecología mental, ¿qué es y por qué deberías practicarla?

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La ecología mental persigue tu felicidad  liberándote de pensamientos tóxicos

La ecología mental es una filosofía de vida que persigue alcanzar el éxito y la felicidad tanto para nosotros mismos como para el entorno que nos rodea. Para alcanzar este estado, debemos pasar primero por un proceso de “higiene mental” que nos permita liberarnos de los pensamientos y los comportamientos tóxicos que muchas veces sin querer alimentamos día a día.

¿En qué consiste la ecología mental?

La ecología mental como forma de vida y objetivo a alcanzar nos permite trazar una hoja de ruta sobre nuestra forma de pensar y nuestra visión personal del entorno, de cómo nos afecta y de cómo interactuamos con él.

Lo que diferencia a la ecología mental de otras filosofías de vida es que no busca una felicidad individual, sino que comprende que formamos parte de un ecosistema sociocultural de pensamientos y emociones compartidas y conectadas. Trabajando nuestra propia felicidad y crecimiento personal podemos crear, directa o indirectamente, un entorno más positivo y menos tóxico también para los que nos rodean.

¿Qué ocurre con los pensamientos tóxicos y cómo librarnos de ellos?

Las toxinas mentales son pensamientos, hábitos y emociones dañinas y negativas que tienen su reflejo en nosotros y en nuestro entorno, siendo un obstáculo para alcanzar la felicidad y derivando en consecuencias y comportamientos no deseados.

Las herramientas que nos presenta la ecología mental para alimentarnos solo de emociones positivas son:

La concentración: Aprender a mantener la atención sobre una sola idea durante un largo periodo de tiempo ayuda a liberar el estrés y a desarrollar la concentración más eficiente sin la presión de atender a varias cosas al mismo tiempo.

La atención plena o el mindfullness: Nos permite observar las experiencias del presente de forma objetiva, sin juzgar ni intervenir.  Con una visión más clara de la realidad, podemos tomar decisiones más acertadas y más “ecológicas”.

Pero para conseguir este objetivo y propósito de la ecología mental, también es necesario atender a otros aspectos, como cuidar nuestra dieta mental, evitar los excesos de comida y la mala alimentación.

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