Sonríe: el buen humor se contagia

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El buen humor se puede contagiar: practica la risoterapia en familia

 

Existen risas contagiosas que desencadenan un sinfín de carcajadas. Según un estudio elaborado por las universidades de Manchester y Warwick, el estado de ánimo saludable se contagia a través del contacto social.

Vacuna contra la depresión

Tener una red de amigos sana y codearse con personas mentalmente saludables y con buen humor puede ayudar a alguien a recuperarse de un estado depresivo o apático.

Por el contrario, este mismo estudio revela otro hecho sorprendente que hasta hace poco anunciaba lo contrario: tener amigos con tendencia a estar deprimidos no nos hace propensos a deprimirnos. La depresión no es por lo tanto una enfermedad contagiosa.

El resultado del estudio demuestra que tener al menos 5 amigos alegres y bien humorados otorga el doble de posibilidades de evitar una caída depresiva en los próximos 6 a 12 meses. Por lo tanto cuanto más sano sea el estado de ánimo del entorno que nos rodea, más felices seremos. La risa nos ayuda a combatir la pérdida de apetito, la desgana, la falta de interés, la tristeza o el insomnio.

Se sabe que el apoyo social es fundamental para combatir la tristeza que todos podemos sentir en algún momento; por eso las risas en familia, que es núcleo social más cercano, pueden tener un efecto maravilloso.

Risoterapia en familia

Los niños ríen una media de 300 veces al día, mientras que los adultos tan sólo una media de 20 veces. ¿No sería maravilloso que se pudieran contagiar? Compartir risas con nuestros hijos nos distrae de los problemas y nos hace sentir la calidez del hogar, al mismo tiempo que refuerza poderosamente lo lazos familiares.

 Una sesión de risoterapia en familia, juntando a los más mayores con los más pequeños de la casa, puede tener efectos muy beneficiosos. Cualquier momento es bueno y es una manera estupenda de entretener a los niños mientras esperan la comida o antes de irse a la cama. Aunque sólo sean unos minutos, contar chistes, hacer cosquillas, jugar al escondite, hacer muecas y bailes… puede inundar de positivismo a todos los miembros de casa. Los niños pueden ser nuestro mejor aliado.

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