El powerwalking tonifica los músculos y fortalece las articulaciones
Uno de los primeros deportes que nos vienen a la mente cuando pensamos en ponernos en forma es el running, pero la verdad es que es una actividad que requiere de un cierto estado físico que no todos tenemos, y que muchas veces nos falta fuerza de voluntad para conseguirlo ¿La mejor opción en estos casos? Sin duda, el powerwalking.
El powerwalking es un deporte sano, al que no nos costará tanto lanzarnos como en el caso del running y que, en cambio, nos proporcionará tantas o más ventajas que salir a correr. De hecho, nos hará trabajar los músculos con la misma intensidad.
Las bases del powerwalking
Todos podemos practicar powerwalking, aunque debemos tener en cuenta que este deporte es mucho más que caminar como lo hacemos normalmente. Para empezar, es importante hacer un calentamiento y unos estiramientos previos.
Además, también debemos vigilar la postura que adoptamos mientras practicamos este deporte. Esto significa mantener el abdomen y los glúteos contraídos, los hombros atrás, la punta del pie hacia arriba, la cabeza y el pecho elevados y la mirada al frente. Además, debemos mover los brazos al lado del cuerpo.
Las sesiones de powerwalking duran como máximo una hora e implican mantener un ritmo enérgico, superior a un paseo pero muy inferior a la marcha atlética.
¿En qué te ayuda el powerwalking?
Practicar este deporte regularmente te ayudará a mejorar tu estado físico y psicológico, ya que te aportará beneficios como:
- Aumento de la capacidad cardiorrespiratoria
- Mejora de los niveles de tensión arterial
- Reducción del riesgo de enfermedades coronarias
- Importante tonificación muscular
- Flexibilidad
- Fortalecimiento de las articulaciones
- Pérdida de grasa y de calorías
Todo ello, sin tener que forzar tus articulaciones, ya que no despegarás los pies del suelo. ¡Al revés que en el running!